Condenación de la Muerte en el Cuerpo del pecado
Sermón “Condenación de la muerte en el cuerpo del pecado”
"E este evangelho do Reino será pregado em todo o mundo habitado, como testemunho a todas as nações, e então chegará o fim." Mt 24:14
Sermón “Condenación de la muerte en el cuerpo del pecado”
Misionero Juan Sebastian Gonzalez Jimenez. Predicación en la ,AD Misión Brasileña en Chillan Chile. Sermón: Jesus, La Piedra Angular. Ministério Missão Internacional Yhoshua Jezreel.
Autoridad de Dios y la de los hombres, Misionero Juan S Gonzalez.
Missionário Juan Sebastián Gonzalez Jimenez. Sermón, en San Fabian de Alico, Ñuble Chile. “La gracia, don de Dios”.
Misionario Juan Sebastián Gonzalez Jimenez. ” Sermón los escogidos de Dios, en Coronel Arauco Chile”
“La abominación desoladora”. Segunda parte. Las Bestias del Apocalipsis. Misionero Juan Sebastián González Jimenéz. ”
“Con Él estaba yo ordenándolo todo, y era su delicia de día en día, teniendo solaz delante de Él en…
Dios dice así “No había aún hecho la tierra, ni los campos, Ni el principio del polvo del mundo”. Dios…
Por Juan Sebastián González Jiménez Capítulo 1 La Sabiduría de Dios en la Creación Proverbios 8:22-32 “22 Jehová me poseía…
El hombre ha tratado de conocer a Dios a través de los tiempos y no le ha hallado porque no le ha buscado donde Dios realmente se mostró.
Nosotros los cristianos, sabemos que Dios se muestra en Cristo Jesús. Para nosotros los que tenemos a Dios en el corazón, los que hemos recibido el Espíritu Santo de Dios; Dios se ha mostrado, se ha revelado y también ha habitado en nuestra alma.
Así nosotros somos vivificados por el Dios Altísimo porque no pudiendo el hombre encontrar a Dios, Dios nos buscó y nos encontró.
Pero quiso Dios que a través del poder de la fe que Él mismo dio a los hombres, así como Abraham creyó, todos creyésemos y Él se manifestase a los hombres por medio de Cristo Jesús que nos fue revelado; primero en carne para que después en Espíritu, lo recibiésemos y viviésemos de Él; para que así también cuando nos vayamos con Él a los más altos cielos, también con Él vivamos y seamos un mismo cuerpo como ahora somos, recogidos en el Espíritu, donde Él nos dará de su carne. No aquella que es mortal, pero sí de aquel su cuerpo glorificado, que está sentado a derecha de Dios Padre, después que subió a los cielos, luego de cuarenta días de haber resucitado.