La revelación de Jesucristo, en sus siete iglesias pte 2
Febrero 17, 2021El ángel que es como una nube; ¡jura que no hay más tiempo!
“Y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más”. Apocalipsis 10: 6
El tiempo fue cortado, en el momento del anuncio del mensajero, el testimonio trae, la abreviación de los tiempos en la tierra y en los cielos, como la consumación de la voluntad de Dios, en toda manifestación natural y espiritual, en el universo.
Anuncio por el mismo ángel; sobre la consumación de todas las cosas, al toque de la última trompeta.
“Sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas”. Apocalipsis 10: 7
Cuando todos los ojos, se vuelvan hacia la gloriosa venida de nuestro Señor Jesús, entonces se cumplirá la promesa de Dios a sus Santos. En ese tiempo, maravillados los hombres de salvación como de perdición, se arrodillarán ante el Todopoderoso Jesús, pero todo esto será en un abrir y cerrar de ojos, los benditos de Jesús seremos llevados por Él a los cielos y los malditos dejados para el sufrimiento eterno. La bestia y el falso profeta; batallarán con sus demonios contra Jesús y su iglesia, serán derrotados y lanzados al lago de fuego. Apocalipsis 19: 17-20, pero un resto será dejado para el tiempo de Gog y Magog, ver Apocalipsis 19: 21.
Los mensajeros de Dios, como carros de fuego.
Cuando Elías fue arrebatado:
A Elías lo arrebató Dios, a través de un torbellino, con sus ángeles, sus carros de fuego, su gente de a caballo, o sea, poderes celestiales de Dios, de fuego de Dios; Ángeles viniendo en poder de Dios, como nubes. En las nubes los poderes angélicos son los Carros de Dios, los Ángeles con Él.
Así apareció Dios y se mostró a Elías como a otros profetas; así será también en la venida de Jesús, en busca de su iglesia.
Los poderes angélicos son los Carros de Dios, los Ángeles con Él.
“Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino.
Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio; y tomando sus vestidos, los rompió en dos partes”. 2 Reyes 2: 11,12
Las potencias de Dios como carruajes, que Dios, por sobre ellas, muestra su majestad.
“Que establece sus aposentos entre las aguas, El que pone las nubes por su carroza, El que anda sobre las alas del viento;
El que hace a los vientos sus mensajeros, Y a las flamas de fuego sus ministros”. Salmo 104: 3, 4
Poderes espirituales, Montes altos, fuerzas opositoras, como también los carros de Dios, potencias angélicas.
“¿Por qué observáis, oh montes altos, Al monte que deseó Dios para su morada? Ciertamente Jehová habitará en Él para siempre.
Los carros de Dios se cuentan por veintenas de millares de millares; El Señor viene del Sinaí a su santuario”. Salmo 68: 16, 17
Los poderes espirituales y los montes como hombres, actúan en conjunto y en concordancia, en la destrucción del pueblo escogido; son los mismos que envidian a los montes de Dios, a los elegidos de entre la tierra para Dios, también son enemigos, oponiéndose siempre al Altísimo, queriendo así destruir su santuario, al monte Sion, que es el templo de Cristo y su iglesia.
Los hombres y huestes malignas, bajo el control de Satanás, actúan como potencias en los mundos celestes y en la tierra, para en su intento de destruir la iglesia del Señor; estos mismos montes o naciones, los cuales son hombres de maldición, en conjunto con los ángeles caídos, se congregan y entran en batalla contra el monte de Dios, que es Sion, su iglesia, Israel. La bestia desde la tierra en conjunto con los poderíos y principados, interactúan desde el mundo espiritual, para la dominación de lo establecido en el universo.
Los carros de Dios o potencias, los millares, socorren y combaten por la iglesia del Señor. Con el mismo Todopoderoso en el control, de toda batalla, por las almas de los elegidos. Viene del Sinaí a su Santuario, o sea, desde su trono a la tierra, hasta su Pueblo su Tabernáculo o templo, en las almas de los escogidos.
La venida del Hijo del Hombre:
“E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas”.
“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro”. Mateos 24: 29, 30, 31 También Marcos 13: 26, 27, Lucas 21: 27, Hechos 1: 9, 10, 11
Cuando sea el tiempo de la venida del Hijo del Hombre, donde esa venida será luego, después de la gran tribulación (no antes); esto acontecerá en la noche del tiempo, en las penumbras de la tierra. En la época, que el hombre se haya bestializado por completo, también la depravación domine y tenga invadida la conciencia humana y ya esté en él apagada, la esperanza de una humanidad, por la vida en Cristo.
En esta época será, donde la misma especie humana estará manipulada y esclavizada por satanás. Sucederá al final de este mismo período, que la iglesia habrá terminando de pasar por la gran tribulación, en el mismo tiempo en que las fortalezas demoníacas, las llamadas estrellas, caerán. Ellas mismas son, las potencias y principados que se mantenían en los lugares celestes, en el tiempo de la gran batalla contra satanás, en el período, de la reunión de la iglesia en la tierra.
Con la ayuda de la bestia y el falso profeta; millares de hombres al servicio del mal, serán reunidos en uno solo cuerpo bestial, estos son los mismos que satanás usaba junto a las fortalezas del mal, en la época de la predicación del evangelio en el mundo, ellos son los poderes que se mantenían en los lugares celestiales, en los tiempos de la paciencia de Dios, para controlar al hombre caído, el mismo ser, de la perdición.
“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,
en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”. Efesios 2: 1, 2
Los hombres sensuales que se quedarán en el pecado y no aceptarán la salvación, una vez terminada la oportunidad de ser redimidos por Jesucristo; Durante la tribulación, se transformarán en la bestia, porque este período será la etapa final del tiempo del hombre en la tierra, unos como los hijos de Jesucristo y los otros como los abominables hombres de la perdición. Los que antes andaban en el trazado de la potestad del aire, en el poder del dragón, ellos serán la bestia.
Ahora la iglesia en este tiempo final, estará en plena consagración y santidad, preparada en el Señor, para ser raptada por Dios del mundo a los cielos, a la maravillosa ciudad celeste con Cristo, en el tiempo del milenio
En el tiempo, poco antes de la venida del Señor, la naturaleza de los hombres de la perdición; estará apartada por completo, del propósito inicial dado por Dios.
Ellos no verán ni observarán, ni podrán obrar, en su espacio y territorio natural de comportamiento, por haberse mutado de lo natural creado por Dios, a un mutante diabólico, sin principios en el propósito inicial de su humanidad; ahora si corrompido y desnaturalizado por el diablo.
En este tiempo del fin del mundo, los entes de perdición habrán perdido, todo vínculo o relación, con la formación natural y espiritual proporcionada por Dios al hombre, desde el tiempo de Adán.
La objetividad, de los hombres desviados de la naturaleza inicial, tendrá una estrecha unidad con los ángeles caídos, así los hombres de Gog y Magog, los perdidos en el período del milenio) serán habitación maligna. Como lo es un cáncer u otras enfermedades microscópicas, en el hombre natural. Estos mismos poseídos, no podrán morir, mas tendrán que ser morada de los mismos demonios, que antes invocaron.
La lucha feroz del cuerpo de Cristo, contra los principados del mal
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Efesios 6: 12.
Las fuerzas del mal, desde el tiempo del ser humano en la tierra, usaron de su influencia a través del engaño, para manipular a los pueblos, dirigiendo los hombres para sus propios propósitos malignos, de conquista y posesión. Así los demonios; tuvieron acceso a las gentes por sus debilidades, por sus brechas, las que fueron usadas por ellos, como alimento de depravación para satisfacer los deseos de los pecadores; males que les vinieron a los hombres por su ambición y corrupción, junto a sus deseos malvados e impulsos perversos, que los llevaron a una total y completa corrupción.
Los seres caídos usando la promiscuidad, dominaron los perversos y rebeldes; satisfaciendo sus impulsos malignos, creando en sus malos pensamientos, ideas, llenas de egoísmo y nefasta ganancia. Los demonios actúan en el mundo, entre los cinco sentidos humanos: por las ideologías, tendencias y falsas religiones, con nefastas consecuencias espirituales e inclinaciones destructivas en la naturaleza humana, todas estas, son doctrinas de demonios, donde el ser humano puede trascender fuera del tiempo natural, estos son invadidos, son como manipulados en cuanto duermen; o conscientemente, por vías místicas o religiosas paganas, como por filosofías o prácticas satánicas; también en donde existan entregas verbales o comportamentales, con rituales o expresiones, en las acciones conscientes del individuo. Por estos motivos, los poderes que actúan en los hombres, lo logran, ocultándose en ellos camuflados, como seres espirituales benignos, o cuerpos dogmáticos filosóficos y religiosos, en apariencia, como lógica verdadera.
Reflejan los poderes caídos, en los pueblos y también en forma individual, sus fuerzas como acciones diabólicas, manifestando imágenes en el carácter humano y traen al ser su perfil desde el abismo. Es así, como en la tierra se forma, día a día, la figura, como el retrato de satanás en los hombres; que viene siendo la misma humanidad poseída, la cual trasforma al hombre influenciado y poseído, en su propio caballo, el cual transporta al dragón y sus huestes, en todas sus operaciones; el mismo camina recorriendo la faz de la tierra asolada, como si fuera su trofeo de conquista.
En el tiempo del fin; el diablo y sus legiones cabalgarán en sus corceles, “los hombres”, por la tierra devastada; o sea, en los individuos, cuerpos bestiales, que ya habrán sido dominados y serán objetos de maldición, una vez concluidos los períodos del fin.