La faz nocturna del tiempo en la creación: Los seis días del Génesis y el séptimo tiempo invisible.

La faz nocturna del tiempo en la creación: Los seis días del Génesis y el séptimo tiempo invisible.

Agosto 18, 2020 0 By Juan S. Gonzalez Jimenez

faz luz

Por Juan Sebastian Gonzalez Jimenez

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Génesis 1:1.

Esta aquí, es la palabra en la escritura, del génesis en su primer día, la creación en su inicio revelada por Dios; la cual aún no tenía su forma, moldeada por Dios. Creación ya proyectada por el Verbo inicialmente: en lo originario, en forma temporal para que, la eterna; fuese creada en Él, en el Cristo venidero, una vez consumadas todas las cosas, después que las transitorias hubieren quedado sustituibles. Fue mostrada la instauración del cosmos, desde su inicio por Dios. También los hechos de la creación, los que en un proyecto superior; fueron concluidos fuera del tiempo, en Él mismo, el Verbo.

El propósito inicial de la creación planeada por Dios, lo fue en un hombre, este; con derecho donados por el creador, a tener junto a él, otras criaturas: como los Ángeles, Arcángeles, Querubines, Serafines, Alturas, Profundidades, Anchuras, Longitudes, seres Vivientes que, son de la orden de los Querubines. A estos Dios los describe en la biblia como: Árboles que, daban frutos de sabiduría al hombre, o sea Virtudes de Dios, lo eran en medio del paraíso en el tiempo de Adán y ahora también en la creación celeste, no como sabios que enseñan al hombre, mas sí como auxiliadores de aquellos que heredaron la salvación.

Los árboles en el huerto del Edén, entregarían según el permiso de Dios, sus frutos de conocimientos al primer hombre, Adán y Eva su mujer, y serían para alimento de sabiduría para ellos, alimento no mezclado con el mal ni corrupción alguna. Estos como almas vivientes serían: proyecto inicial, esencial de la creación hecha por Dios, en el tiempo inaugural del mundo espiritual, en la bienaventuranza hasta que; alcanzaren conocimiento de encontrar el árbol de la vida, el cual: transformaría su existencia de lo inicial sin corrupción, a la formación divinal, si comiesen de él.

Aunque Adán y Eva, fuesen ausentes de pecado en el principio, el engaño de la serpiente, les dio a conocer el conocimiento del bien y el mal. Desde ahí quisieron ellos comprender, de cómo podrían tornarse creadores de vida y de toda forma animada.

El mal ya residiendo en satanás, en el tiempo en que Eva fue engañada: tomó como residente el pecado corporal y espiritual, tanto a ella como a Adán, una vez que este también, comió de la mano de Eva, su mujer.

Los árboles nacidos de la tierra del jardín incorrupto:

“Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal”. Génesis 2:9. También:

 El río del Edén y sus cuatro brazos. Los seres vivientes:

“Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos.
El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro;
y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice.
El nombre del segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus.
Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Éufrates”. Génesis 2:10-14.

El Edén es el lugar en donde Dios plantó el Jardín. Los ríos de Edén son los seres vivientes, y por sobre ellos Dios, hablaba con su creación.

La faz de los Seres vivientes, son como si fuesen de animales, con esto Dios nos enseña que, los animales a los cuales Adán colocó nombre, eran “Ángeles”.  Ver:

“Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.
Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él”.

Génesis 2:19,20.

Ver también en:

“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?”. Génesis 3:1. (La serpiente, Satanás, era un animal salvaje que habitaba en el paraíso). Era un ángel apartado de Dios, en fracción estaba dentro del paraíso y en otra alejado, se encontraba entre el cielo y las tinieblas exteriores.

Dios se manifestó a Israel y habló con Ezequiel; ¡usando los Seres vivientes como instrumentos!

“En el quinto año de la deportación del rey Joaquín, a los cinco días del mes,
vino palabra de Jehová al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi, en la tierra de los caldeos, junto al río Quebar; vino allí sobre él la mano de Jehová.

Y miré, y he aquí venía del norte un viento tempestuoso, y una gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de él un resplandor, y en medio del fuego algo que parecía como bronce refulgente,
y en medio de ella la figura de cuatro seres vivientes. Y esta era su apariencia: había en ellos semejanza de hombre.
Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas.
Y los pies de ellos eran derechos, y la planta de sus pies como planta de pie de becerro; y centelleaban a manera de bronce muy bruñido.
Debajo de sus alas, a sus cuatro lados, tenían manos de hombre; y sus caras y sus alas por los cuatro lados.
Con las alas se juntaban el uno al otro. No se volvían cuando andaban, sino que cada uno caminaba derecho hacia adelante.
Y el aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de león al lado derecho de los cuatro, y cara de buey a la izquierda en los cuatro; asimismo había en las cuatro caras de águila”.

Ezequiel 1:2-10

¡Los seres Vivientes: Son Ángeles, por los cuales Dios se comunica con la creación!

Observamos en la descripción bíblica arriba de este párrafo que, hay un poder acompañando los cuatro seres vivientes.

Poder de Dios, mostrando al profeta Ezequiel, la presencia del Altísimo, descendiendo de los más altos cielos, para manifestarse al profeta. En la escritura vemos a tres de los ángeles que poseen faz de animales y uno faz de hombre. A estos mismos y a los millares de millares de ángeles que hay en el paraíso, con faz de animales, Adán les puso nombre.

En el tiempo en que Adán aún estaba solo, antes de que Dios lo adormeciera y de él sacase, de su costilla; su mujer Eva.

Fue adormecido Adán por Dios, al fin del primer período que estuvo en el jardín pero; él no pasó una noche cuando durmió, porque en ese tiempo no había pecado, ni tinieblas en la existencia. Por lo tanto no existía la obscuridad ni corrupción, ni en el huerto, ni tampoco en las criaturas angélicas leales a Dios.

Describo esto, las visiones de Ezequiel en el libro profético “Ezequiel 1: 2-10″ para, dar a conocer en el nombre de Jesucristo que: Los Ángeles del paraíso eran los animales, domésticos, selváticos y aves, a los cuales Adán les dio un nombre, Génesis 2:19-20. También para confirmar que, los ríos del Edén, los cuales servían para regarlo; son los seres Vivientes, ya que en el tiempo antes del pecado de Adán, no era corrompida la naturaleza, ni la tierra del Edén y no eran necesarios los elementos fundamentales para, la subsistencia de aquellas criaturas, ni necesarias florestas como: la descrita en el huerto. Reveladas ellas como alimento para Adán y Eva, como se describe en los escritos sagrados de la biblia del Génesis, capítulo dos.

En el inicio, las formas y criaturas angelicales, espirituales y el propio hombre, aún eran íntegros, a no ser los animales salvajes que ya habían entrado en corrupción.

¡La serpiente en el paraíso tenía faz de animal selvático!

“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?”

Génesis 3:1

“Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”. Génesis 1:2

 El desorden inicial de la esencia de la materia, era debido a la aún, no preconcebida creación. Esta misma estaba en caos y desorden, por el motivo de no tener perfección en sí misma, ya que Adán al pecar, corrompió la esencia de la materia, y por ser su naturaleza hecha del polvo de la tierra, esta había pasado en el período del desorden, de incorruptible a corruptible.

Adán, una vez fuera del paraíso con Eva, antes de ellos ser creados, fueron el proyecto para el fin de la creación de toda la vida, o manifestación de los elementos, o como también figuras en la naturaleza y en el universo. Sus estructuras corporales fisiológicas pasaron, de almas vivientes, para criaturas, creadas por Dios en la tierra como; hombre y mujer los dos juntos; serían a la imagen y semejanza de Dios, una vez estos obtuvieron de Dios, conocer el bien y el mal, pasaron a ser vicisitudes de la creación, esperando en alguna ocasión en Dios, llegar a la perfección. Siendo desde ahí el hombre primicia de la instauración, de todo lo que vendría a ser hecho; su estructura y formación fisiológica y su forma natural, convendría ser el modelo de lo proyectado en el mundo.

 “Al principio las tinieblas cubrían la faz del abismo”. Decimos que, la faz del abismo es el lugar donde estaba la materia corrompida, después venía el plano inferior a la materia, el abismo: está y estaba en el inicio, bajo el plano material.

En este estado se encontraba el polvo sin forma, en el cual se hallaba la materia, antes de la separación de luz y tinieblas, el caos predominaba, allí no tenía ni había separación entre lo obscuro ni claro, tampoco entre el espacio antimateria y la materia palpable. Todo estaba en la más profunda obscuridad.

Nada había, entre la esencia de la materia caída, y la posible proyectada por Dios, por causa de Adán. Tampoco las medidas de las dimensiones en ella: Anchura, longitud, profundidad y altura.

La condición de la materia, al principio, estaba en estado de plena desorganización, sin poder escapar de la obscuridad o las tinieblas del abismo. También sin poder alcanzar algún objetivo por ella misma, se encontraba en una confusión total y plena, más aun así, el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de lo existente sin forma, palpable, primordial, y real solamente a los ojos de Dios. Aún lo primero no era, ni estaba de noche o de día.

“Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.
Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas”. Génesis 1:3,4

Dios hizo la luz, en medio a lo caído y corrupto, o lo sin forma, esta luz; que definiría en lo material y palpable, lo útil y desechable en proyecto de Dios, en lo que sería propósito para construcción del universo. Como también la formación de la tierra y la vida dentro de ella; fue de la voluntad de Dios que, la luz se separase de lo corrupto y tenebroso: entonces la materia expandida a través del espacio vacío que, el mismo Dios llamó a desenvolver formas, en su propósito, con los designios del Verbo del Altísimo.

Proyección material, según la forma que Dios iniciaba en su proyecto temporal, con el sentido de dar a la creación una forma perfecta, no en la naturaleza que acompaña el cosmos inaugural, del principio del conjunto de obras palpables; ahora sí, hecha ella, desde su inauguración para la conclusión de una más perfecta instauración, de la perfecta habitación de Dios, “el hombre después de su proyecto natural“, que pasaría al espiritual en el propio Dios, en el Cristo venidero.

En el comienzo del proyecto de Dios, para la siembra de lo perfecto que, un día, vendría a través de Él.

En lo que dice, del inicio de la tierra sin forma, en la cual solo había desorden y obscuridad, en ese punto de partida, estaba lo indescifrable y sin inteligencia. Para que hubiese movimiento, en la esencia de la materia, tuvo que ser ella avivada por el creador, para que esta misma, caída por el pecado de Adán; también adquiriese un propósito, activada en la sabiduría de Dios y así mismo, proyectada a ser desde el inicio, un designio que, aunque destinada a la destrucción, por no estar en perfección y sin inteligencia, fue animada por el Creador, para iniciar en sus primordios, la construcción de la obra de Dios, en propósito allende su primer objetivo.

“Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan:”

Isaías 42:5

“Así dice Jehová, el Santo de Israel, y su Formador: Preguntadme de las cosas por venir; mandadme acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mis manos.
Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé”.

Isaías 45:11,12

“Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro”.

Isaías 45:18

  Exhortando en Isaías, en lo escrito luego arriba.

Dios extendió el universo y dejó que el espacio obscuro, quedase, entre lo palpable y dentro de lo que no es y lo que era. Fuese también,  ésta la substancia originaria que, aunque en corrupción iluminase por medio de su composición candente y elementos en fuego, plasma.

De lo descrito arriba, esto fue la luz, como también hubo tinieblas al principio, separadas de la luz.

Después en la manifestación de las formas, lo que también fue luz en tinieblas: vinieron a existir en la tierra formada por Dios, todo tipo de criaturas, animales, peces, aves, insectos y formas de vida invisibles dentro de las miniaturas creadas: también creó Dios, todas las formas verdes con sus frutos y semillas; todo esto pasó a ser la luz manifiesta entre las tinieblas separadas de la vida, para estas manifestaciones poder ser manifiestas como un objetivo. Luego vino la luz en los hombres, al sexto día, cuando fueron creados y tuvieron vida, luz entre la corrupción que, dominaba al ser humano por su imperfección y pecado.

 “Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día”. Génesis 1:5

La luz muestra lo que existe, da a conocer lo real, esta es conocida y vista por la sabiduría de Dios; hace comprender la realidad de la constitución de las formas. Lo hecho en su micro y macro universo, existe y se mueve con un propósito inteligente de Dios para, caminar hacia un objetivo circunstancial, de elementos ya previstos por Dios para, llegar a la conclusión de lo proyectado, pasando, de la creación movible a la inmovible, invariable y permanente en lo divino, concluido y moldeado por Dios.

Describiendo la obscuridad: esta crea espantos de tinieblas en lo existente. Habiendo materia; deja esta inestable y en conmoción. La misma materia en este estado; se torna, o pasa a estar, en un estado de caos vacío y sin objetivo. Esto es una muestra de las noches entre los días de la creación.

La obscuridad puede destruir y deformar las formas ya concebidas, impidiendo el propósito de lo creado y su finalidad. Por esto Dios dejó la luz como en sombras de su significado y manifestación. Esto aquí es más una muestra de la noche entre los días de la creación.

Separada la materia de las tinieblas, así el universo palpable se apartó por la mano de Dios, para tener un fin constructivo y pasó la luz a ser representada en los elementos, por las estrellas en formaciones, constelaciones y galaxias.

El día en la creación, es todo lo que es vida y se mueve en ella, ahora sí, aun no produciendo  por ocasión del tiempo, la creación una vida, en formas fisiológicas, funcionales u orgánicas; ella en su esencia de la materia, avivada todo por su estado, en su reacción atómica, en su propósito dado por Dios; representa la luz entre tinieblas, ya que una existe, la materia pero lo obscuro nada es. En esto escrito comprendemos, la diferencia entre noche y día, luz y tinieblas. La noche entre los días de la creación, fue un caos en las formas ya hechas.

Ahora veamos lo que vive y está en tinieblas. La luz natural y la espiritual.

“Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es él que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”. 2 Corintios Capitulo 4:6

Dios mandó, ordenó que, la luz iluminase lo creado en el principio: esta creación sin principio divino en su comienzo; hablando del cosmos, seguía este el movimiento de su existencia a través del tiempo, como proyecto en la sabiduría de Dios.

  • Al principio: La mano de Dios creaba dentro de lo ya separado por Él, lo que vendría a ser su obra perfecta en sí mismo, primero; en la naturaleza del hombre en sombra y después, en el tiempo de Jesucristo; el modelo perfecto de su creación, esa naturaleza, transcendería de lo original a lo Divino y

El hombre que es iluminado por la inteligencia divina, su transformación no sucede por él o por medios naturales, ya que él mismo al nacer de mujer, tiene condiciones y capacidades naturales, sin poder trascender a lo espiritual, ni aproximarse a Dios; sin embargo, hay diferentes capacidades en los hombres, estas mismas donadas por Dios al nacer.

Provisto el hombre de dones y talentos distintos, la inteligencia de uno no es las de los otros; en algunos, la sabiduría y competencias, aptitudes, habilidades, se manifiestan en mayor y menor poder de raciocinio, así como el discernir y tener el entendimiento adquiriendo desenvolvimiento en las artes, es propio de algunos en mayor o menor grado.

Bueno, la inteligencia y capacidad del hombre, lo acompaña en su vida natural por mientras este vive. Digamos que: toda manifestación creativa o deducción del individuo, lo es a través de la luz de Dios, por medio del espíritu transitorio de sabiduría, colocado en entendimiento o compresión en él.

La debilidad del ser humano, o la falta de poder ver o entender la vida, o sencillamente la ausencia de raciocinio; sería denominada en esta comprensión de lo ya escrito como: tinieblas en desorden en él, como ser humano. El hombre, en su estado natural, se encuentra en tinieblas, en un período nocturno.

Ahora en lo natural: si el cuerpo humano está provisto de vitalidad salud y vida, acompañado con una cierta inteligencia e instinto de sobrevivencia en él para su desenvolvimiento como; individuo, y si consigue realizar proyectos dentro de su vida y la de sus seres queridos, si también consigue un buen desempeño, dentro de las sociedad en que vive, entonces; en él hay luz, como la luz que Dios separó al principio para, que lo que estaba en desorden y en caos viniese a existir, con un fin.

También a partir de la luz, inicial, en la creación natural en el hombre, dada por Dios, habrá en efecto, un proyecto natural superior a ser alcanzado por él mismo, el iluminado actúa y funciona, como propósito con libre albedrío, para que a través de lo palpable consiga encontrar una razón superior de existencia.

Digamos así: El hombre mortal y entre los seres vivos, posee en él una luz que lo guía, por su inteligencia y sabiduría, existentes en su naturaleza. Tiene en sí, una luz atemporal que: Ilumina en medio a tinieblas en su creación corporal.

Concluimos: estará el ser en tinieblas si, el hombre no sigue por el camino de la razón, inspirada por Dios, la cual esta puesta dentro de su propia naturaleza.

Ahora si este mismo, el hombre, como propósito de Dios no consigue encontrar una senda superior, inmanente a la sabiduría, dejada por el creador en él como su compañera, desde el tiempo de su creación; el propio reflejaría un caos en sí, cayendo él mismo en una lúgubre tenebrosidad, en la noche del sexto día de su creación natural.

En el caminar del hombre, donde la sabiduría se puede reflejar en él, así como en su propia vida personal, es su temor a Dios.

Por esa misma sabiduría, el hombre puede alcanzar entendimiento y con ello actuar por los mismos medios que lo capacitan, facultándole para encontrar, la forma de invocar a Dios.

Con los dones que le fueron plantados, muchos de los hijos de Adán, buscan al Altísimo, haciéndolo así tienen siempre la esperanza, de que el Todopoderoso se apiade de sus almas. Si el que cree intenta encontrar a Dios; aunque sea palpándolo, en la propia naturaleza lo encontrará y también en sus obras manifiestas en el mundo, como en el universo, verá su creación.

Contraste entre obscuridad y luz. Días o noche.

La obscuridad o tinieblas, se puede reflejar en toda creación pasajera; o también la luz que revela la obra de Dios.

Todo lo que no es perenne, siendo movible de su propósito inicial como entidad u objeto, es un cuerpo en tinieblas; ya que tiene un tiempo limitado de existencia. Son tinieblas las cosas que son dejadas a corrupción en el universo, por no permanecer inalterables; todo pasa y tiene su tiempo.

La luz en tinieblas, también se observa, se vive y convive en el sentido de la inteligencia de Dios, en la instauración del universo.

Sin luz, viene el caos y el desorden, el sin sentido creador o estable; la noche.

 Tinieblas en el hombre:

Podemos descubrir las tinieblas, en el propio cuerpo humano, cuando este se corrompe por el pasar del tiempo en él. También por la metamorfosis en su naturaleza, por la caída de su fuerza vital, por la degradación de su fisiología, por las diferentes problemáticas en el funcionamiento de sus órganos esenciales y vitales, adquiriendo enfermedades diversas afectando su salud y estabilidad fisiológica natural, alcanzándolo la vejez, luego la muerte y la obscuridad. Cuando lo alcanza la noche de su naturaleza.

El atardecer del sexto día, en la existencia de un hombre o de la humanidad, es cuando está muriendo o desapareciendo, perdiendo su objetivo natural como cuerpo y finalidad. Una vez desvaneciéndose su inteligencia natural y también perdiendo su objetivo divino; el cuerpo entra en su faz nocturna, se adentra su designio y esencia, como su substancia corporal, al caos sin forma; la noche existencial sin representación.

Con todo esto comprendemos que, el proseguimiento continuo, de la especie humana en la tierra, también la creación en su forma natural: Solamente se reanuda en el plan de Dios.

La renovación en el hombre, de su naturaleza como especie e individuo y en todo lo creado, muestra que el ser y el universo, tienen un amanecer junto al ocaso, pasando la noche esperando un nuevo día después, al pasar de los días, llegando una y otra vez el curso de la noche; al alba, renovando las posibilidades de trasponer la muerte y el caos. El ser humano como especie, se reanuda de una vida en otra creación del alma, naciendo ellas en el mundo una y otra vez, hasta concluir dentro del propósito natural, el plan divino; de llegar hasta el nacimiento del hombre perfecto, en semejanza del propio creador; Jesucristo Dios.

Así es, en el hombre y su existencia, hasta el fin de su tiempo, como también en el mundo y el cosmos en el transcurso de sus días, también eras; una tarde y una mañana, se pasaron.

 El atardecer del primer día de la creación      

Cumplido la base del propósito de Dios que: al separar la luz de las tinieblas, las cuales separadas dejaban en manifiesto, dos grandes hechos: Que la materia ausente de finalidad, se mostraba como reunión en plasma, conteniendo los elementos manifiestos entre tinieblas. La masa de un lado y la obscuridad del otro. La propia materia en sí, aún en tinieblas, pero activas; podrían definirse según el proyecto de Dios, en las diferentes mudanzas de su molde, a ser creadas en ellas por Dios.

En este período de movimiento y pasar de la materia en corrupción, por fases de tiempos, en donde lo que era antes, no lo sería en el trascurrir de su existencia, en desplazamiento.

Dios detuvo la acción primordial del universo, todavía en formación. Entrando la esencia de la materia, con toda su primera forma: en transformación, en colapso, en la noche, para así definir Dios; otra nueva etapa, que daría inicio a la mañana del segundo día.

Sería en el segundo período o día, en que Dios, separaría los cielos del universo palpable

Por esto es que en el atardecer del primer día, debería de haber condiciones; hechas por el Altísimo, para agrupar en una grande extensión, los universos, como los tres cielos espirituales, también el palpable y material. Los universos celestiales se posicionaron como cúpulas, una por encima de la otra, siendo así y determinado por Dios que: el primer cielo fuese infinitamente mayor que el universo material, así el segundo cielo, también mayor que el primero y el tercero mayor que el segundo, y el universo palpable quedase entre el primer cielo y el abismo.

 En esa tarde del primer día, el universo que conocemos, se esparcía por entre lo existente, mas sin definición objetiva al día de hoy, y sí entre todas las cosas creadas. Fue entonces que sucedió por obra de Dios, un sisma y cataclismo no de destrucción, mas sí como una tormenta de ajuste, en la definición de los estados esenciales creados, fue una reunión de cada universo en sus propios fines fundamentales y cardinales, desde ahí sus propósitos serían de acuerdo al fin justificado por Dios, en las acciones, en el andar de todas las cosas por períodos de tiempos infinitos, en nuestros conceptos humanos, hasta llegar al fin supremo; la creación perfecta de Dios, en medio a todo lo movible y para ser Eterno, en Jesucristo, el proyecto inicial y supremo, para que en sí mismo se supiese, también por todas las criaturas, tanto celestes como humanas; que lo perfecto de la obra de Dios, es su propio Dios.

El hombre en Dios, por medio de Jesús, pasaría en el fin del proyecto de la creación, a ser imagen y semejanza de Dios, en Cristo el Salvador de la humanidad. Así pasamos hoy en la salvación, de un fin de día al otro día, al supremo, en Dios con Jesús.

Al principio, se pasó todo un día y llegó la tarde del primer día. Luego vino la noche.

 La noche fue el trastorno de lo existente, su movimiento brusco y violento. La deformación de lo habido y el principio de la formación en proceso entrante, al otro día por haber.

El tiempo del fin del sexto día es:

“Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?
Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.


Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.


Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.
Y todo esto será principio de dolores.


Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre.


Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.
Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos;
y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.


Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),”. Mateos 24:3-15

Hablando del atardecer del sexto día de la creación; este tiempo viene exponiendo, la manifestación del engaño, en la naturaleza espiritual, de muchos pueblos en la tierra. Esta naturaleza en los seres humanos, trae consigo, una disposición del ser, a crear en sí y también en su entorno, una utopía sobre la realidad, un ensueño de lo que no es, pensando ellos como si fuese una escenario real, lo que sería su visión o su estado mental, como una verdad, no siéndola.

El atardecer del sexto día, demuestra en las proximidades de la noche, una descomposición de lo natural, afectando al propio ser humano; en realidad a los que no se renovaron en el día del Señor que, es el séptimo, tiempo de Dios.

La propia mentira toma forma en aquellos que, se disponen a crear en sí mismos, una imagen supuesta de valores, como verdades trascendentes y prácticas al objetivo de sus propias ilusiones. Lo que trae el rompimiento del fin del tiempo, la noche del sexto día.

Poderes ocultos, traídos en ellos, a través de sus propias mentes corrompidas, dándoles poder en imaginaciones que, les dieron cabida a dominios caídos, los cuales se ocultan en las tinieblas de los abismos y en la obscuridad del alma del ser corrompido. Esas potestades actuando por el mecanismo del pensamiento humano, controlan la ideología humana y por lo tanto toda formación de imágenes subidas del abismo, hechas realidad en el mundo, por la mano de los hombres corrompidos.

Cuando sea la noche del sexto día, el falso profeta descrito en el hombre como, poder demoniaco que, controla sus sentidos y su voluntad; a su tiempo permitido por Dios, tendrá un control absoluto en el conjunto de ideas y anti valores de la humanidad bestializada, la anti religiosidad, será generalizada en la visión del hombre, por causa de su degradación y corrupción completa que, tendrá dominio en todos los hombres poseídos, aquellos mismos que estarán; fuera del control de su propio libre albedrío.

En aquella proximidad de la pen

umbra, aparecerá entonces, lo que veremos como: la bestia que, por el poder del falso profeta, estará en manifestación, por medio de la obscuridad que dominará el mundo.

Resumimos que la noche entra en el mundo, por el pecado del hombre; por haber corrupción en él dominando su naturaleza, con esto le llegará la muerte espiritual. Al fin del sexto día tendrá término, el tiempo de la existencia de toda la raza humana porque; el fin, es que, el tiempo junto a la humanidad, entre a un nuevo día; el séptimo, ya que el lapso del ser natural  habrá pasado. Así como también el mundo con sus cosas movibles, al final de la era pierden su sentido, por no haber más tiempo, para aquello que fue hecho: conseguir en la primicia de la creación natural, la madurez de la criatura nacida en medio del mundo; para el desenvolvimiento de lo perfecto; el hombre sacerdote de Cristo. Terminado el sentido de la creación universal y material, la tierra y sus elementos deben desaparecer.

 Esta es más una señal, que hemos escrito aquí luego arriba; de la noche del sexto día.

 Al atardecer del sexto día, en la proximidad de la noche, habrá, guerras y rumores de guerra en el mundo, envolviendo la desolación todas la naciones, hará esto por poder material e ideológico, para el control espiritual y material del mundo, como por lo mismo, va a querer el control alimentario en todas las naciones de la urbe terrestre, agua y todos los recursos básicos para la vida. Teniendo así la bestia, la misma que sube del abismo, el poder y control más la posesión de todos los recursos básicos para la subsistencia humana; en la noche del tiempo dominará y asolará la humanidad.

En el fin: Habrá guerras ideológicas y diabólicas; los hombres de la perdición con el dragón dominándoles: desmembrarán la naturaleza humana, en ideologías que traerán en la humanidad, la reivindicación por ellos para: implantar sus filosofías y falsas religiones, queriendo que todo el mundo y la propia iglesia; les apruebe la mentira, depravación y el asesinato de toda la raza humana, el genocidio justificado por sus reivindicaciones de, supuestos derechos humanos, para justificar la muerte y destrucción de centenas de millones, hasta billones de vidas en el aborto. Así en la corrupción y muerte espiritual de todos los pueblos; manipulará los gentiles a través de doctrinas de demonios, con supuestas legislaciones religiosas y políticas, acompañadas de filosofías perversas; formando en la gran ciudad del mundo, una nueva torre de Babel; los cuernos de la bestia que, son los poderes dominantes en el fin del tiempo; como uno solo, concretizará esto en el término del sexto día para llevar consigo a la humanidad a la noche eterna, donde no hay retorno ni paso a otro día, como lo fue desde el principio de la creación.

Un poder oculto, se levanta en el fin de los tiempos, poder que se personifica en los individuos dominados, en los mismos hombres marionetas de la potestad que, controla sus destinos y los lleva por el camino de la perdición. Satanás actúa en ellos como; si ellos fuesen su propia imagen en la tierra, la bestia es la imagen del demonio, la cual sube desde el abismo en los hombres y muestra en ellos la personalidad del opositor a Jesucristo. Todo esto sucederá: al entrar el hombre, en la noche del sexto día.

Señales del fin. La noche del sexto día y fin de los tiempos. 

La señal de la bestia es un conjunto de reseñas (signos) que, forman la señal de Satanás.     Todo es un acumulado de acontecimientos que llevan al fin: Engaño, mentira, filosofías, falsas religiones, el estado profundo con sus estratagemas de envolvimientos políticos y económicos. Poderes que trabajan en la unión mundial, para el control de la humanidad, formando ellos el compás que, circunda la tierra; envolviendo los pueblos para su dominio, todos manipulados por los dedos de satanás, control que tiene desde su trono piramidal, en donde maniobra todo ser humano esclavizado por su poder, el cual obtiene, al tragar sus almas y dominar sus debilitadas mentes.

Estas son todas señales del fin del tiempo, del ocaso de la vida en la tierra y la destrucción del mundo, en donde los hombres de perdición, han sido marcados, con la señal de la bestia, en sus frentes y su mano, el hombre 666. Luego de este estado, viene la noche y término del último día del hombre en la tierra, el sexto.

El mal; personificado en el hombre de la perdición, imagen de Satanás, conoce lo que la biblia dice respecto al fin de los tiempos. En los dos milenios de evangelización del mundo por la iglesia, el anticristo interfiriendo la misión de la iglesia, levantó al mismo tiempo falsas doctrinas y religiones; muchas de estas pseudo cristianas para, debilitar el poder de Dios en su iglesia, queriendo llevar al engaño los liderazgos para, desvirtuar el propósito de Dios.

El maligno levantó falsos cristos y profetas vinculados a satanás, creando doctrinas de demonios. Profanó y colocó personas infiltradas de su parte, en la iglesia tradicional. Guió al mundo en el lema de “Libertad, Igualdad, Fraternidad” Mas haciendo lo contrario.

Acontecimientos en el fin: Terremotos y grandes catástrofes climáticas, pestes y guerras, manifestación de la depravación sin límites en los seres humanos, hambres; control por ellos; del cobrador de tributos,Daniel 11:20-25”, de toda la infraestructura del mundo, dominados ellos mismos, los subordinados a Satanás por: las superioridades demoniacas que, controlan la humanidad y toda la voluntad individual del hombre.

 También: los poderes que preparan el camino al demonio en la tierra, tienen el control: de la manipulación y vigilancia de las simientes aptas, para el consumo de la sobrevivencia humana. Al mismo tiempo monopolizaron para controlar su genética. Este control genético ha traído múltiples complicaciones al ser humano, ya que fueron alterados en su naturaleza, para provocar en esta contaminación, enfermedades y la propagación de plagas virológicas, matando millones de individuos. La humanidad manipulada por estos poderes que controlan la producción de todos los alimentos, está cada día más debilitada y enferma, y la no pureza de la alimentación, ha acortado la vida y fragilizado la salud, en forma global.

Todas las plantas que dan frutos y granos, o verduras y plantas que dan otros frutos, hortalizas etc. Estos, como recursos vitales para la alimentación del mundo; son esenciales para la subsistencia de la humanidad, ellos están en manos de los gobiernos, por el poder seductor del maligno y de las grandes organizaciones que, controlan los recursos alimentarios, para que si cumplieren su objetivo, entregar la tierra en manos del anticristo. Ellos controlan toda organización política, económica y global. Al final son ellos el cobrador de tributos.

Los propios poderes dominantes fueron, los causantes de la contaminación de la tierra agrícola y sus frutos, por, agro tóxicos, causando la muerte y destrucción de la flora y fauna marina en todos los océanos, por la contaminación de las aguas como: por productos químicos, partículas, desechos industriales, agrícolas y residenciales, provocaron la contaminación del mar, por el aire, por partículas de pesticidas y por la tierra, por las aguas contaminadas que caen al mar.

Todos estos males descritos aquí, son: señales de la obscuridad del sexto día. La humanidad que, en los tiempos finales refleje estas señales: será, la que estará entrando, al atardecer del sexto día, último en la creación; en la última noche.

La abominación desoladora

Una vez que el mundo esté en un caos espiritual y moral, en que la filosofía del antropocentrismo domine el ser, en la apostasía; será cuando, la iglesia será perseguida, por creer, en el santo nombre del salvador y único Dios, Jesús.

Cuando: la moral cristiana sea vista como enemiga de la sociedad; será el tiempo en donde, la asolación, le abrirá las puertas de la mente humana, a la abominación; este poder demoniaco controlará la mente y el alma del hombre de perdición, siendo el mismo imagen de satanás, será entonces en donde: la humanidad, fuera de la luz de Dios y poseída por Satanás, se transformará en la bestia del apocalipsis; el hombre que entró en la negrura del sexto día, él tendrá la señal de la bestia, este será el último tiempo, en el  mismo que los 666, caerán a los más profundos abismos, entrando al juicio del lago de fuego. Y después de esto será, una tarde y una mañana del sexto día, luego del fin con su noche eterna, para los que se pierden; ahora, para los hijos de Dios, la vida Eterna con Jesucristo.

Y en el tiempo del séptimo día, reinaremos con Cristo para siempre.

Por Juan Sebastian Gonzalez Jimenez