La Sabiduría del Génesis – Cap 10: Explicación de los tiempos, en el poder de  Dios, del mundo, de la naturaleza humana y la manifestación y manipulación de la creación por el Creador.

La Sabiduría del Génesis – Cap 10: Explicación de los tiempos, en el poder de  Dios, del mundo, de la naturaleza humana y la manifestación y manipulación de la creación por el Creador.

Mayo 13, 2020 0 By Juan S. Gonzalez Jimenez

Podemos ver esa manifestación maravillosa de la creación de Dios, en la construcción actual de las cosas movibles, son las que podemos ver y tocar, como sombra de lo real y verdadero. Son enseñadas en las tres fiestas judaicas;

Primera fiesta: La Pascua, el día de Gloria.

Éxodo 12:1-14

“1 Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo:

2 Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año.

3 Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el diez de este mes tómese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia. 

4 Mas si la familia fuere tan pequeña que no baste para comer el cordero, entonces él y su vecino inmediato a su casa tomarán uno según el número de las personas; conforme al comer de cada hombre, haréis la cuenta sobre el cordero. 

5 El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras.

6 Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes. 

7 Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer.

8 Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán. 

9 Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza con sus pies y sus entrañas.

10 Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo que quedare hasta la mañana, lo quemaréis en el fuego.

11 Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová. 

12 Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová. 

13 Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto.

14 Y este día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para Jehová durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis”.

El Señor, al séptimo mes del año solar,  colocó, es decir estableció, un nuevo principio de meses y de años. Comenzó en “un nuevo año”, “un nuevo mes”, que era el séptimo y también el primero; Un año espiritual, religioso.

Significando así: que en el primer día de ese mes (día 1° de Abib calendario hebreo), Dios en ese mismo día, no manifestó su presencia como lo hizo después en la mitad de ese mes, ni era ese primer día del mes, el inicio de días que escogió para mostrar su persona o su gloria. Esto sucedió y lo hizo, después del transcurso de la primera mitad del mes, después de los primeros catorce días.  Ahora Él trajo durante esa primera mitad del mes, en el día diez, el cordero escogido para sacrificio. Esos primeros catorce días, fueron un “lapso de espera en el nuevo tiempo hecho por Dios, para su manifestación entre los hombres escogidos” para llegar en poder a los hombres del nuevo tiempo, el primer día de manifestación del poder de Dios”; fue el día del sacrificio del cordero pascual. Fue el mismo mes de Abib (en el día catorce en la tarde) que era el séptimo mes solar, escogido por Dios para hacerlo “principio espiritual” de los meses y de años, como gradería para los hombres, para llegar a Él.

Es en este día, tiempo de rescate, en donde fue ofrecido el cordero pascual, a los catorce días de ese mes para sacrificio de sangre que sería en definitiva “el día de poder y manifestación de Dios” en medio de su pueblo. Porque fue en “ese día” que el Señor los sacó de Egipto para librarlos de la esclavitud. Significando, esa nación opresora, el propio mundo dejado para atrás en el “viejo tiempo”, yendo después de este “Gran Día” para “el nuevo”, hecho por Dios para ellos, la nación de Israel.

Ahora en el día de hoy, a nosotros, El Señor nos libra en el sacrificio de Cristo, del mundo y de la muerte.

En la ley, era un día de fiesta para su pueblo; conmemoración continua, hasta el día de la pascua verdadera, en el cual  Jesucristo, se inmoló por todos nosotros, como cordero pascual para el sacrificio.

El Señor estableció en aquel tiempo, en la ley, que en el catorce de ese mes, Abib,  séptimo del año solar, fuese el inicio del año religioso espiritual de Israel. Y que escogiendo un cordero sin defecto, de un año para que sacrificándolo, su sangre derramada, fuese el poder libertador de todos.

Para nosotros, los salvados de hoy, Cristo es el verdadero cordero pascual y este es el Salvador, el diezmo de toda la creación (ofrenda hecha por Él delante de Dios para la salvación de toda la humanidad).

¡El sacrificio de la cruz, fue la última y definitiva pascua judaica realizada en Él!

Volviendo al análisis de la ley,

Para rescate del alma, en las ordenanzas de Dios, en el tiempo que Israel salió de Egipto, un cordero de un año era separado  el día diez de aquel principio de mes. Este tenía que ser perfecto, sin mancha, sin defecto alguno, así él representaba al inocente a ser sacrificado para remisión de los pecados de los primogénitos de Israel. Semejantemente, en el tiempo de Cristo, fue Él mismo, verdadero cordero pascual, en la hora de su sacrificio y suplicio en la cruz.

En la tarde del día catorce, en la mitad de ese mes, Jesús cenó y conmemoró con sus discípulos la pascua judaica, para así cumplir en la ley las ordenanzas y estatutos ordenados por Dios. O sea que cuando fuese luna llena, inmediatamente después de las seis de la tarde, entrando el día sábado, debería concretizar y dar cumplimiento a toda la ley. Comería junto a sus discípulos del cordero según las ordenanzas, sombra del verdadero, y se entregaría Él mismo como hijo de Dios por todos los hijos de los hombres para remisión de sus pecados, como ofrenda voluntaria por los pecados de la humanidad. Fue también en esa ocasión que el día del Señor, el Séptimo, fue manifiesto, como el día santificado en la creación, como lo declara Dios en el Génesis, tiempo espiritual con dominio sobre todo, en Jesucristo, como concretización de la obra de Dios en su hijo, junto a su iglesia. También fue en este día, la ocasión de la manifestación de su Grande Día, día del Señor; realidad de Dios entre los hombres, el tiempo del Señor, Su Día, en la persona de Cristo.

La pascua, según la ley, era conmemorada como ritual, a partir del crepúsculo, en su propio día marcado.

Hablando espiritualmente sobre su celebración, no se consideraba necesario en el tiempo, ser de día para su efecto, o estar en  la obscuridad de la noche, era en la tarde que se comenzaba a celebrar, en la proximidad de la noche. El sacrificio del cordero, era, en la ley para los judíos, como momento y época solemne y perenne, por ella misma representar en el tiempo de las tinieblas, el día del Señor, para los consagrados en la pascua.

Su conmemoración era en el momento que había obscuridad sobre la tierra, esto representado en su inicio en el tiempo, en el atardecer y la proximidad de la noche por haber llegado el término del día solar.

También las tinieblas de la noche mostraban, que solo estas podían llegar hasta el exterior del santuario de Dios, personificaban la ausencia de Dios en el mundo. Ahora, la iluminación estaba en el interior del Santuario, concretizada a través del sacrificio de la pascua, la luz de Dios desde de su íntimo hasta el templo.

En el templo, se hacía el sacrificio para adorar a Dios y para el perdón de los pecados del pueblo escogido, el fuego encendido que iluminaba el recinto y quemaba el holocausto, significaba, que el poder del Señor alumbraba el interior de sus habitaciones y almas, con esto, su vidas quedaban lejos de la obscuridad del mundo.

Con toda esta manifestación, en Su Día, el Señor,  disipaba las tinieblas del pueblo escogido, en donde solo Él, Dios, era su refugio y luz.

A partir de este sacrificio, todo Israel, quedaba en las bendiciones y promesas del Señor, aunque tuviese que pasar por los peores acontecimientos y circunstancias adversas que el mundo pudiese causar, siempre estarían ellos bendecidos, protegidos, según las ordenanzas de Dios. En la pascua, Israel, el comer del Cordero, representaba en ese tiempo, viéndolo desde hoy por nosotros, los que estamos en la gracia, la carne de Cristo, o sea, la carne inmolada y sacrificada para dar la vida, a los que participaban de la cena con Él en la pascua. Pascua que cumplimos hoy nosotros, en la pascua del cuerpo de Cristo sacrificado para salvación, pan vivo y verdadero, Cristo Jesús.

La sangre derramada, significaba la virtud de Dios, con el Espíritu de Dios, derramado como sacrificio, por Él, a favor de su pueblo, para su justificación.

El propio espíritu de Dios, protegía en la pascua las casas, las puertas, los umbrales de las habitaciones de Israel en el sacrificio del animal santo inmolado, en el tiempo en que salieron de Egipto, esta fue una tipología o prefigura de Cristo, de lo que es hoy, en una realidad y concretización en nuestro corazón.

Significando así;

Hoy, la sangre del cordero en nuestro corazón; es la virtud de Dios, el Espíritu  Santo, el cual habita en nosotros y que haciéndonos libres del mal y parte del cuerpo de Cristo, nos da la vida eterna.

La sangre del cordero, rociada en los umbrales de las puertas del pueblo de Dios, fue la que no permitió en el tiempo de la esclavitud de Israel en Egipto, que el mal destruyese a aquellos que comían la Pascua. La sangre del cordero, repelió la muerte, y al pasar el ángel destructor que la traía, solamente mató a los que no eran israelitas, destruyó solamente a aquellos que no eran primogénitos de Dios y pueblo de Dios, los escogidos de Dios, pero si, a los primogénitos del mundo, o sea, a Egipto, esclavos de su propia naturaleza y de Satanás.

¿Cuál es el significado del mes Nisán en el calendario judaico, en su día 14 donde se celebraba la Pascua?; ese día, ¿Qué significaba y que misterio tiene?

Nisán en su día catorce, día en la ley de fiesta solemne y ¡manifestación de Dios! entre su pueblo.

En la unión del viernes con el día que se aproximaba, el sábado, y después este mismo se juntaba entre su atardecer y esa noche “de fin de sábado” (séptimo) con el día primero, nuestro domingo en nuestro calendario, que es el primer día de la próxima semana.

En esta unión de los tres días, pre figura el día de salida de Egipto del pueblo de Israel, con la resurrección de Jesucristo y su venida.

En la conmemoración de la pascua judaica se juntan el sexto, el séptimo y el primer día de la semana entrante, en un solo día, por ser estos, el tiempo, en el misterio de Dios.

De cómo hizo Él, sacrificio en el santo inmolado para la concretización  de la libertad del mundo y nacimiento de su hijo Israel.

Manifestación de su poder,  en Su Día, por medio de la sangre del cordero y personificación de su hijo en el mundo en Israel, entre sacrificio, misericordia y cuerpo inmolado.

Cuerpo de su hijo en sombra, vivificado en su pueblo, libre por la sangre del cordero que pagaba sus pecados y transgresiones.

Todo esto se materializó y atravesó los cielos hasta llegar a Dios, en la pascua que celebró Jesús, en la última cena, cuando el hijo de Dios, el Señor Jesús, fue sacrificio en la cruz por nuestros pecados. Y en su resurrección que fue al tercer día, unificó en la época, los tiempos de la ley con los de la promesa, también los tres días de la celebración de la pascua en uno solo, con la cual fueron incluidos los gentiles, desterrados en el mundo.

Y resucitando Jesús al tercer día, la manifestación de la vida de Cristo, dio la esperanza de vida a los que creemos, por medio del don gratuito dado por Dios a los hombres, en misericordia y en la sangre derramada de Jesús en la cruz, sangre del justo y  virtud de Dios, la cual se transformó en salvación por el Espíritu Santo, a los que creemos que Jesús es el salvador y dador de la vida eterna.

La condición en la que estaba el ser humano como un esclavo, representado por Israel rescatado de Egipto el día de la pascua, no es la misma condición que tenía su ascendiente, Adán, cuando estaba en el Paraíso, antes del pecado y de haber caído.

Ahora, Israel representa al hombre en “el tiempo de liberación” de Egipto, la criatura caída que fue redimida de la condenación. Librada en el sacrificio del inocente cordero, con su sangre derramada, para la purificación de aquellos que estaban prisioneros, y por la dádiva de la inmolación en la ofrenda de su cuerpo a Dios, el cordero pagó por los pecados de los hombres.

(14 de Abib) En ese mes y tiempo escogió Dios a Israel para rescatarlo de la esclavitud, de la muerte y del pecado. Realizando la pascua judaica, a través de las ordenanzas dadas a su pueblo, siendo prefigura como sombra del sacrificio de Cristo en la cruz, donde se nos es manifestada toda la gloria de Dios.

Cristo Jesús resucitó “al tercer día”

Cristo Jesús, fue sacrificado en la mitad del mes escogido por Dios, ese tiempo, concretizó el principio de mes y de año aceptable por Cristo para la pascua de resurrección. Pascua, día escogido, especial, para ser, la época del día de Cristo, en su manifestación entre los judíos para hacer de este pueblo, raza escogida por Dios entre los hombres. Aconteció en el tiempo del año lunar, en la mitad del mes de ese nuevo año espiritual ordenado por Dios, e inicio de un nuevo génesis para los escogidos de Dios. Sucedió en ese “principio de mes” y “principio de año”, en “aquel día”.

Ocurrió el catorce del séptimo mes de ese mismo año lunar “principio de tiempo” y “día del Señor” con los hombres.

También manifestación de Dios “entre su pueblo”. Trascurrió en la mitad del mes (de Abib judaico) preexistió y era la época a través de las generaciones de Israel, el día de conmemoración en todo el tiempo de la pascua “día del Señor” por ser este el tiempo, donde Dios manifestó su gloria, rescatando Israel de la esclavitud cuando se encontraba en Egipto.

Y también dando a conocer en sombra en los tiempos de la ley, el día real en Cristo, en el tiempo de su aparición entre los de su pueblo. Este es el día que Dios preparó para “el elegido” para que a “su tiempo”, en donde la virtud de Dios derramada, haría entrar en su descanso a su pueblo en la gracia, y  este caminase hacia la real y eterna tierra prometida.

El día del Señor en el tiempo natural, desdoblado a lo espiritual. Explicación del tiempo de la Pascua.

El día del Señor en la pascua judía, era realizado entre la tarde del sexto día y la tarde del séptimo. El periodo de entre la tarde del sexto día y la mañana del séptimo, era el tiempo, en la obscuridad natural, “la noche”, significado espiritualmente para aquellos que comían del cordero pascual, la vivificación e iluminación de sus almas en esta cena, la cual era realizada en el interior del santuario. Ahora para los hombres del mundo, la noche era una realidad tanto en lo natural como espiritual en las tinieblas. Ahora para el pueblo escogido, la luz de Dios que llegaba a ellos. Testimoniando en lo dicho, el día de pascua, era y es hoy en la resurrección de Jesús, el día de santificación para salvación de aquellos que participan en ella, un día de fiesta en adoración a Dios.

Porque significa así:

En aquel día el Señor, colindando los tiempos de la pascua en la ley, con el día de pascua entre la ley y la gracia, en su tiempo, Jesús  participó de la última cena del cordero con sus discípulos y ella siendo cumplida por Él en la ley de Moisés, y también en esta ocasión siendo Él mismo presentado por Dios como cordero santo inmaculado, para sacrificio de salvación por todos los hombres. O sea Cristo, al cumplir la verdadera pascua en su cuerpo, encierra el tiempo de la ley y da inicio al tiempo de la gracia, al mismo tiempo en el que hace converger las dos pascuas, judaica y cristiana, en una sola, verdadera y única, finalmente manifestada por Dios en su hijo amado.

Jesús en su tiempo, fue inmolado, y esto para la remisión de todas las culpas y transgresiones de los hombres, los cuales fueron llamados para librarse de la muerte y del pecado, por medio de su sangre, teniendo la oportunidad de acercarse a Dios, en la sangre del cordero que fue derramada en la cruz, ofrecida por el propio Dios en Jesús Cristo.

La cual fue en el tiempo del fin del antiguo  testamento derramada por misterio, para remisión de todas las culpas de los israelitas, el mismo testamento cumplido por Cristo en toda la ley, siendo en el nuevo testamento salvación para aquellos que reconocen que Jesús es el Señor y salvador de todos.

Muriendo en este mismo acto por medio de su sacrificio, lo que esclavizaba al hombre, el miedo a la muerte, hasta entonces dominada por el diablo y, en la ley, el predominio del pecado.

Ahora con Él, como nuevo y único camino para llegar a Dios, la ley, la cual prefiguraba en el tiempo pasado la voluntad de Dios, pasó en la sangre y cuerpo de  Cristo resucitado, al nacimiento en su resurrección, al nuevo testamento. En el cumplimiento de las promesas de Dios por Cristo, al atravesar la salvación, de este mundo al cielo, murió en  el antiguo, lo  que era prefigura de las realidades divinas y espirituales, que representaba en el tiempo pasado el reino de Dios, en las leyes y en estatutos, además en sacrificios de animales, todo esto sombras de lo celestial descritas en la ley, haciéndose realidad en la sangre de Cristo.

Significado de la sangre de Cristo.

La sangre de Jesús significa vida y alma de Dios en el espíritu del hombre; también el Espíritu de Dios que salió de Él para ser derramado sobre los hombres de la tierra.

Confirmando el significado de la sangre en la ley;

“Porque la vida de toda carne es su sangre; por tanto, he dicho a los hijos de Israel: No comeréis la sangre de ninguna carne, porque la vida de toda carne es su sangre; cualquiera que la comiere será cortado”. Levítico 17:14.

Ahora para nosotros los resucitados en Cristo, que somos los beneficiados en la salvación, es por el verdadero Cordero que lo somos. Jesús, en su sangre nos liberó, siendo “esta sangre” el Espíritu de Dios que vivifica nuestras almas, es ella “día pleno y eterno” en nuestros espíritus, reavivados e iluminados por Él, día en su poder, en el cual Dios nos rescata a través del verdadero cordero sacrificado.

Hablando en la ley del día en que el cordero fue separado y escogido por Dios para celebrar la pascua, significa, en lo espiritual (en la fecha del diez de aquel mes) el diezmo de la humanidad reservado para Dios para rescate como primicia.