La Sabiduría del Génesis: El principio de Adán después del Paraíso. Cap. 9
Mayo 13, 2020El Señor preparó, a partir de la condición y propiedad esencial de la materia en corrupción, el mundo, el universo y la creación que conocemos hoy. Colocando en una segunda fase existencial al hombre, en un mundo temporal, con revestimiento de una naturaleza viva por sobre su alma, en un cuerpo natural y animalizado; así pasó a ser un ser viviente corruptible, “el hombre concupiscente que es”.
En lo terrenal, coexistiendo en la naturaleza temporal; el hombre, para vivir y sobrevivir, tendría que valerse por su propia fuerza natural y cognitiva sapiente para su subsistencia en la tierra.
Ahora el hombre para alcanzar a Dios y ser llevado al descanso del Señor desde esta condición humana perecedera, para vivir sin pecado e ir a la eternidad, podría hacerlo solamente a través del Sacrificio de la Cruz de Jesús. Esto por estar en un estado de condenación desde el tiempo del pecado.
Con todo esto sabemos que en el presente, tenemos una forma del Adán pecador. En este tiempo actual, la representación de lo real y pasajero y de las cosas insustentables en el tiempo, se deterioran, conocemos al hombre que no convive con lo incorruptible.
Vemos también al hombre en una tercera fase existencial, el hombre que es hecho a imagen de Dios, en el verdadero hombre hecho en la esencia de Dios, de la real y eterna creación que es Cristo Jesús. Porque sabemos por la palabra que solamente subió a los cielos aquel que descendió de los cielos, o sea Cristo Jesús. Es en Él, en Dios que son creadas en el presente, las nuevas y eternas criaturas, nosotros como primicias.
Cuando Jesús descendió de los cielos, Dios, el Creador, lo colocó en el vientre de María, para iniciar así la verdadera creación en el verdadero hombre, modelo de la perfección eterna. Pero Jesús, en su autenticidad como Dios, no fue hecho de genes de María, ni fue hecho de genes “del hombre, el Adán caído” o “el expulsado del Paraíso”, “padre del hombre pecador”. ¡Jesús! fue hecho de Dios, con la forma de Dios, en realidad, de la esencia perenne de la creación.
Él es una tierra nueva, en el mundo eterno, para Él y para con aquellos que son rescatados del tiempo pasajero por el pecado. Nosotros, los hombres en la salvación, somos parte de su perfección. O sea, perfección que en el Señor estaba antes de su propia venida. El Señor siempre fue; el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo, el único y verdadero todopoderoso Dios.
Testificando;
“sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre”. Hebreos 7:3.
Y testifica aún:
“1 Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, 2 ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre”. Hebreos 8:1.
Resumiendo…
Es decir, ahí en lo visto anteriormente, tenemos tres fases en el hombre y su manifestación en el mundo: espiritual antes de su caída; en la tierra corruptible en su generación caída, en donde le viene la preparación para la última, definitiva, futura generación perfecta y eterna, en Cristo Jesús:
Al seguir describiremos la creación del hombre en sus tres fases:
La primera fase de la creación del hombre, fue cuando aún estaba en el Paraíso sin pecado.
Ahora en el mundo hecho después del pecado, tenemos la segunda fase, realidad actual, que son las manifestaciones de esta creación, la del hombre caído.
Con esto Dios nos revela, el significando del misterio del hombre actual, el natural, el cual cayó a este mundo viniendo de otro más alto, o sea, venía de arriba. Lugar donde poseía una naturaleza pura que le sostenía en el Paraíso, un lugar o región sin pecado. Por eso transgrediendo él, el mandamiento de Dios, que le dio a conocer el bien y el mal y desde aquí, conociendo su verdadera naturaleza y ésta contaminada por su conciencia expuesta al pecado, desviando su esencia, Dios lo expulsó de aquel lugar junto a su mujer, Eva.
El hombre cayó desde el Paraíso a este mundo, creado por la mano de Dios para ser habitado a su tiempo. Este mundo fue creado en forma pasajera y de la materia que quedó después de ser expuesta a la corrupción. Él, el Todopoderoso preparó en un tiempo perecedero e inestable, en las eras, el universo que contemplamos, el cual es de naturaleza transitorio. Para que en este mundo pudiese venir a ser colocado el hombre, a su tiempo, y así ser posible la manifestación del Adán caído.
Esta es la segunda fase de la creación, en la cual el hombre, como ser natural, sin poder sustentarse en el tiempo en corrupción, se distancia cada segundo de su aliento dado por Dios.
La tercera y definitiva fase del hombre es como criatura; perteneciente aquel que todo lo hizo, Dios, recreado en “aquel” que bajó de los cielos. El postrer, el primer, el último, el principio y el fin, Jesucristo, el hombre verdadero que es el propio Dios, manifiesto a la imagen de Dios. Él nos hizo en sí mismo, a los que creemos, a la imagen de Dios, adoptados por Él como hijos.
El hombre en el Paraíso.
Adán en el Paraíso, también tuvo tres fases:
La primera fase cuando fue echo alma viviente.
La segunda fase, cuando Dios lo hizo caer en un sueño profundo y de él sacó a Eva, su mujer; es decir pasó de un tiempo a otro, en ese sueño.
Y la última o tercera fase fue cuando dejó su condición incorruptible, pasando para la actual, la corruptible, en la que fue colocado en este mundo.