La Sabiduría del Génesis Cap. 12: Creación y Expansión del Génesis.
Mayo 13, 2020Creación y Expansión del Génesis.
Génesis, capítulo uno versículo primero dice, que en el principio, Dios creó cielos y tierra, teniendo esta revelación una descripción y una definición de los dos elementos en cuanto a substancia, después de la caída de Adán.
Ahora en este principio, el elemento tierra, estaba desordenando, sin definición u ordenamiento como creación, sin la manifestación de las formas que vendrían a ser, no había ningún organismo vivo. El elemento existía y estaba en su momento inicial, pero el proyecto de Dios, no había concebido, por ser todo todavía substancia informe, todo estaba en el creador, como génesis y fin, claro y conciso para Él, aún sin realización.
Había una manifestación del elemento, más las formas eran proyecto de Dios, desde aquí vendría en lo creado, el toque de Dios como designio.
Desde el elemento, “la tierra”, inició Dios al principio, la expansión del universo.
Todo al comienzo estaba, sin orden o diseño alguno, la substancia era un desierto asolado, no había fuego ni hielo, ni elemento alguno predominaba sobre otro, o existían las dimensiones de la materia.
Partiendo Dios, creando desde el génesis de la materia y de la creación de los cielos todavía por hacer, el proyecto de la hechura universal provisoria. Inició su plan creador, todo por medio de su sabiduría.
Lo hombres, somos el fin de las obras de la creación.
El inicio es de dónde venimos.
Concretizamos todo en aquel que terminando sus obras, nos dio un nuevo génesis en un principio sin fin, para que al entrar en un tiempo inmutable, vivamos para la eternidad.
El tiempo sin corrupción es presente, así como el segundo, la hora, el mes, el año o el milenio, son un mismo tiempo, la realidad de Dios es incorruptible, siempre presente y consciente de todo.
Las dimensiones dentro del micro o macro universo de la realidad corpórea o espiritual del mundo futuro y eterno, son sin fin.
Y dijo Dios: sea la luz; y fue la luz.
Como lo vemos en revelación, en el libro de los Proverbios.
“22 Jehová me poseía en el principio, Ya de antiguo, antes de sus obras.
23 Eternalmente tuve el principado, desde el principio, Antes de la tierra”.
Es el poder de Dios, el que tiene, posee en Él, todo principio creador o todo principio de sabiduría, pero parte como el principio de conocer, de sabiduría sobre las obras. Digamos así, Dios posee y desde el inicio tuvo siempre el poder de hacer, de crear, porque dice así “Jehová me poseía en el principio”, hablando de la sabiduría, ya de antiguo antes de sus obras; es decir antes de existir cualquier cosa creada, la sabiduría, el conocimiento, el poder de Dios ya existía, entonces la eternidad de Dios siempre fue en Él pero, estamos hablando de lo creado o palpable. Y también vemos que “Jehová me poseía” o sea, la sabiduría es Dios, Yahvé, el Dios todopoderoso tiene en sí, el poder creador en el inicio de todas las manifestaciones de sus obras. Ahí en el versículo 23 dice:
“Eternamente tuve el principado, desde el principio, antes de la tierra”. Proverbios 8:23.
O sea, la sabiduría como siendo el propio Dios en Espíritu, el Verbo siendo manifiesto y manifestado en la creación como príncipe de todo lo hecho. Como dice:
El Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas significa, el poder de Jesucristo sobre lo que se formaría.
Continuando en Génesis capítulo uno versículo tres:
“Y dijo Dios: Sea la luz y fue la luz”. La luz es la manifestación de la vida en medio de la desolación, significa el sentido de vida en sabiduría y poder creador para animar lo que había caído, después del pecado de Adán. Incendió Dios en lo físico la substancia y separó ella de las tinieblas físicas, quedó la luz a través del fuego, y obscuridad por la nada.
Y en Génesis capítulo uno versículo cuatro:
“Y vio Dios que la luz era buena y separó la luz de las tinieblas”. La luz prevalece como “bien creador” por sobre “lo que no es” para manifestar en las formas, el sentido creador de Dios.
Confirmando, citamos el texto de Sabiduría de Dios en Proverbios 8
“Eternamente tuve el principado, desde el principio”
O sea, Él estaba en el principio, comenzó todas las cosas en un propósito eterno. No solamente lo fue para un principio sino que también para un fin.
Entonces podemos observar que el Señor tiene ese principado en la construcción como hacedor de la creación infinita. Pero también vemos a Dios en el tiempo finito, o sea cuando Él se manifiesta en el medio de esta creación, y lo hará hasta el final de los tiempos, como lo es en la tierra y en el universo que hoy en día conocemos (el cual es finito).
Ejemplo de universo finito: es el inicio de la formación del universo y su expansión, desde el punto de manifestación, en medio de la nada. Significando “de la nada”, sin lo creado pero sí existiendo como lugar puesto por Dios.
Dios permitió que lo caído; materia corruptible, se expandiese hacia un sentido de un fin determinado por Dios, hacia un espacio determinado por Él.
Continuando con Génesis en el primer día, capítulo uno, parte del versículo cinco:
“Y a las tinieblas llamó noche”. Noche es lo que no tiene forma, es lo que contraría la formación de la vida, lo que se opone a un curso pre iniciado por Dios y no tiene poder en sí creador. Al contrario, la luz, es la determinación del poder de Dios para manifestación de lo creado en lo visible.
En el principio la tierra estaba en un caos, en un desorden, y era un desierto desolador. (Génesis 1:2)
En este principio de la creación, observamos el resultado de lo creado, en desolación por la interferencia de satanás, entrando la corrupción. Lo existente estaba sin forma, colapsado en una materia sin sentido. Solamente el proyecto de Dios le da un sentido creador temporal para el rescate de lo perdido; siendo el hombre como primicia.
Después de la formación del universo, en el transcurso del tiempo, vemos pasar días y noches en la tierra pero, sin una planificación exacta de las leyes naturales para una manifestación de la vida. No hay aún en este tiempo, un sentido planificador en las obras, todavía en el planeta tierra, no se conoce la vida natural. Todo esto en la era del “primer día”.
Es solo en el “cuarto día”, como lo dice la palabra en el versículo 14 del capítulo uno de Génesis, que Dios coloca el sol y la luna, referente al posicionamiento de las estrellas, establece una ley en la tierra, con sus estaciones climáticas dependiendo de su eje, la posición del sol y la luna que generan las cuatro estaciones del año, además de días y noches, meses y años; una ley preestablecida para regir la naturaleza.
Porque dice así confirmando la palabra “y sirvan de señales para las estaciones, para días y años”. Génesis 1: 14
En el capítulo uno versículo quince, dice que Dios colocó todo en una ley para, el inicio de la vida natural;
“y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así”. Génesis 1:15.
En el versículo 18 de este mismo capítulo en el cuarto día, Dios colocó los luminares en el cielo, siendo el sol para el día y la luna para la noche. Lo descrito como el día y la noche en este versículo, son estas realidades. “El día” es la representación de la vida, emitida en la luz por el sol, manifestación del poder de Dios, en donde la luz y el calor del sol son como sombra de su fuerza creadora en medio de las tinieblas, en cambio “la noche”, es la realidad obscura que oculta el poder de la vida y solo es tenuemente clareada por la presencia de la luna, y esto lo apreciamos en todo lo que es natural y palpable. Como dice la escritura:
“y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno”. Génesis 1:18.
Concluimos que desde el “cuarto día” de la creación, en el medio de los siete días, Dios colocó la ley natural en la tierra y en el universo. Donde está descrita toda la creación en las obras manifiestas, hecho para que la misma creación obrase en el sentido propuesto por Dios. En lo natural, en las cuatro estaciones del año, las cuales expresan la manifestación de la vida dentro de la naturaleza. Porque así como en una semilla germina la vida, la expresa creación se manifiesta en sus obras por medio del nacer de todo tipo de árboles y plantas con sus frutos y la procreación de diferentes especies de animales y reptiles, insectos, peces y toda criatura acuática. Con todo esto apreciamos lo creado por Dios, desde su nacimiento hasta su muerte, y reaparecer de la vida en la renovación de las especies.
Dios estaba en el principio, antes del universo y la manifestación de la vida natural, era Dios el que hacía y todo inició. Desde el día primero de la creación.
Observando el primer día de la creación:
Dios estaba en el principio, desde donde creó los cielos y expandió el universo. En lo natural esperaba la llegada del tiempo indicado por Él, en el que colocaría la ley que regiría la creación para la manifestación de la vida; esto lo hizo Dios a partir del “cuarto día” cuando ya estaba formado el planeta tierra, después del curso natural del cosmos dado por Dios.
En el principio, ocurrió la expansión del universo, extendido este por Dios a través de las “eras” las que son “el primer”, “el segundo” y “el tercer día”, siendo en el “cuarto día” que Dios colocaría un ordenamiento en la tierra, comenzando por el clima a través de la influencia de los astros, en una ley predeterminada por Dios para la manifestación de la vida vegetal, animal y en todas sus formas biológicas.
En el inicio, al final de la primera mitad de los siete tiempos en los días de la creación; es decir “en el cuarto día”, tuvo comienzo el ordenamiento de la vida en la superficie de la tierra, o sea de la manifestación de lo creado como vida, todo esto en una ley ya pre determinada por Dios. La misma seguiría su curso en lo natural, hasta el término del anochecer de los tiempos, al final del sexto día.
Ahora, la esperanza del hombre de llegar a Dios, una vez que fue creado en la tierra, siempre fue la de alcanzar llegar, al día de Dios y entrar en “su descanso”, día que es el último de la creación, no más la creación natural, más si en el “séptimo día”, tiempo de Dios en la eternidad, entrada y lugar para una instauración perfecta, la misma que no es removible, como la que es hecha por el Eterno, en los seis días.
La representación de la creación como en sombra y pasajera, lo es en los seis días. Sin embargo lo hecho en lo esperado, en la plenitud de Dios, lo es, en su promesa de nuevos cielos y nueva tierra, hechura que es, entre el primer día y el último “sin corrupción”, día séptimo, en donde el alfa y el omega, el principio y fin, se describen como, ordenamiento natural por Cristo y espiritual por el mismo, perfectos en la eternidad.
En la tierra, hablando de lo palpable, el ordenamiento de los astros por Dios, fue para regir la tierra y su naturaleza, en sombra de la perfección creadora de Dios, para manifestación de su poder en el mundo. Esto como ley regidora en la vida dentro de lo movible natural, porque sin ello, no se habría podido manifestar la vida, ni tener un sentido existencial de principio y fin.
En “el tercer día” vemos que hay vida vegetal, no vida animal. Mostrando así, una manifestación anticipada de la vida pero sin ley establecida para lo animal que vendría a ser solamente, en el cuarto día. Antes del cuarto día, había días y noches, pero sin una ley que rigiese el tiempo, era como un preámbulo de lo que sería, cuando Dios crease una vida animada en donde los tiempos serían marcados por las estaciones en su tiempo perfecto hecho por Dios.
Observemos en los versículos cuatro y cinco de este capítulo primero de Génesis que había noches y días naturales.
“4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 5 Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día”. Génesis 1:4-5
Ahora también las noches y días naturales del “tercer día” en cuanto a tiempo, meses y años, no eran como lo conocemos hoy porque, no había aún, un ordenamiento en el mundo, pero estas condiciones naturales eran suficientes como “propicias” para la manifestación de la vida vegetal, en lo que se refiere a “condiciones climáticas”, sobre la superficie de la tierra.
Después del cuarto día, en el “quinto día”, ocurre la aparición de la vida animal en la tierra y en los mares. Esta, era una vida en la tierra que aún no era propicia para la existencia y supervivencia del hombre y es así como dice en las escrituras:
“20 Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. 21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. 22 Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. 23 Y fue la tarde y la mañana el día quinto”. Génesis 1:20-23.
En aquel tiempo en la tierra había aves, no dice en las escrituras que hubiese animales como los conocemos hoy. Mostrándonos así Dios que las aves podrían ser aladas o no, algunas que volaban y otras que caminaban en diferentes especies, como grandes seres o también pequeños, según su especie, seres herbívoros o carnívoros. No dice que estas especies existirían sino hasta el sexto día, o en el tiempo o día de la aparición del hombre o para sobrevivir hasta la llegada del hombre al mundo. Por revelación del Señor Jesús, testifico que en esta era, las aves y monstros marinos, eran los seres que fueron creados por Dios, los dinosauros, grandes y pequeños según su especie en la tierra y otros en el mar según su especie.
Las especies del “sexto día”, son otras y modeladas para el hombre dominar sobre ellas, en la tierra y en el mar. Como dice:
“24 Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así.
25 E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.
26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer.
30 Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.
31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto”. Génesis 1:24 -31.
La era y el tiempo del “quinto día” y el “sexto día” transcurrieron en su tiempo determinado por Dios, y la aparición y creación de las especies fue en la voluntad del tiempo de Dios.
Formación de los cielos y de la tierra:
En el “segundo día” en el versículo 6 vemos la separación de los tres cielos y la separación del mundo físico en el universo.
Confirmando con lo escrito en el texto de Sabiduría:
“Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas”. Génesis 1:6.
“Haya expansión en medio de las aguas”. Por el poder del creador hubo una separación de la extensión creada en ese momento por Dios, tomando en cuenta la altura y las regiones medias y bajas, a esa pre manifestación de la creación después de la caída de Adán, Dios las llamó expansión de aguas, Dios separó dos porciones o dos estados de la condición de los cielos, como así dice de “las aguas”, que fueron definidas como encima de la primera separación, quedando dos porciones; una encima y otra debajo de esa expansión.
“y separe las aguas de las aguas”. Se dividen las aguas que están arriba de la primera porción y las aguas que están abajo, quedando dos porciones arriba y dos porciones abajo; Sumando cuatro porciones de aguas. Significando una la tierra y el universo y las otras, los tres cielos.
“E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así”. Génesis 1:7.
Significa que arriba de esa expansión Dios separó las aguas y las dividió en dos y después lo hizo debajo de esa expansión quedando también dos. Sumando cuatro porciones o expansiones de aguas. Lo que confirma la tierra y este universo; el primer cielo, el segundo cielo y el tercer cielo.
Observación: Para entender mejor lea lo escrito en Sabiduría anteriormente.
Formación de la tierra en el tercer día:
“9 Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así.
10 Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno.
11 Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así.
12 Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno.
13 Y fue la tarde y la mañana el día tercero”. Génesis 1:9-13.
Siguiendo en el “tercer día”, en el versículo nueve y diez del capítulo primero de Génesis. Dice de la formación del mundo, de una única porción seca, que significa la tierra, reunida en un único continente y el resto del mundo unificado en un océano o mar, y fue aquí en donde después vino a manifestarse en esa tierra seca, la vida vegetal. Como lo descrito arriba en el tercer día.
En el capítulo primero de Génesis versículo 29 al 31, en el sexto día:
“29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer.
30 Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.
31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto”. Génesis 1:31.
A los hombres les da como alimento fruto y semillas de los árboles, significando “la razón” dada por Dios al hombre. La semilla significa el Espíritu de Dios y el fruto, el fruto de la vida, es decir; la inteligencia, la razón, conciencia y la propia manifestación de Jesucristo en los rescatados.
A los animales le da las plantas verdes que significa, la naturaleza animalizada y pre determinada por Dios en la tierra, no les da razón, ellos son solo para servir de creación ayudadora del hombre.