La Sabiduría del Génesis Cap. 8 Las tres fases de la creación:
Mayo 12, 2020Retomando lo que hemos visto hasta aquí, que Adán fue creado, fue hecho por Dios para ser colocado en el Paraíso y después de un tiempo, de la costilla del hombre, Dios sacó a Eva. En este inicio o primera fase, el hombre y la mujer fueron creados sin corrupción, pero desobedeciendo, pecaron y por este motivo entró corrupción en ellos, por eso Dios los expulsó del Edén. En ese tiempo, antes del pecado, la creación tenía un hombre perfecto, santo e inocente pero pecó, rompiendo así el mandamiento de Dios. Por eso fue expulsado y sujeto a la condición animalizada de criatura.
Y tiempos de tiempos pasaron, en eras y días de la creación del universo conocido, para que El Shaddai, el Dios Todopoderoso, completase en “Su Día”, el “Séptimo Día”, en “Su Descanso”, SU OBRA; para que en ella, a su tiempo, algunos escogidos del mundo palpable y de las formas pasajeras, pudiesen entrar en “Su Reposo”. O sea junto a Él y con Él, en un lugar preparado por Dios, para ser el día perfecto o tiempo de luz que iluminase la construcción y edificación eterna de Dios con los hombres, en perfección y tiempo eterno en santidad.
El Señor, en el tiempo de la creación, en el principio, creó el jardín en el Edén sin corrupción, para que el hombre formado de la tierra antes del pecado, fuese puesto allí en esa condición, o sea, de la esencia de esa tierra, en su estado de pureza, el hombre viviese y conviviese en la perfección hecha por Dios para que él existiese en un pleno tiempo permanente sin mutación corrupta y en una substancia inmutable; pero al desobedecer y romper la alianza con Dios, comiendo del árbol del conocimiento, se condenó a sí mismo. Aunque Adán y Eva al desobedecer, entraron en estado de muerte, Dios no les condenó para perdición, sino que por haber sido ellos primicia de la creación, el Señor le dijo:
“…maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida” (Génesis 3:17)
O sea, maldita será toda la tierra y tú vivirás en ella con tus generaciones, fue lo que Dios sentenció al hombre. A pesar de la maldición de la tierra, más no de su alma, la creación hecha en este estado, aunque no de forma perenne y definitiva, pasó por esto para corrupción. Con esto, el Adán pecador obtuvo una oportunidad de existencia pasajera, en su humanidad mutable por el pecado, por eso es que el tiempo de la carne es momentáneo. De este modo, queriendo Dios la salvación del hombre en el rescate de su alma, hizo una creación apta y buena para que él y todos los animales creados, pudiesen vivir en ella. Así el hombre podría vivir en ella como peregrino, hasta el día del rescate de algunos. Vemos aquí un tiempo en el cual “el Adán” poseía una “condición” diferente de la que tenía en el Paraíso, que era sin pecado.
Otro es el hombre creado en el mundo de las formas mutables, aquel que habita en esta creación, en el tiempo llamado “sexto día”. En el que fue colocada su alma y creada su forma natural para que en este estado él pudiese cultivar su sustento y vivir en esta tierra, dominando lo creado en ella, y desde aquí, como nosotros sabemos, a su tiempo, ser rescatado en Cristo para el Señor.
¿Dónde está el rescate? ¿De dónde viene? Proviene del Señor y es del Señor, viene por medio de Cristo Jesús, el cual habita en los cielos y en los que le hemos recibido en nosotros. Se manifiesta en ese “Séptimo Día”.
Hablando de este día en la ley.
El Señor bajaba en todas las fiestas judaicas, en el día santificado por Dios, en su día santo o sábado. El único día, el día que no deja de ser jamás por ser el día de Dios, el Sabbath. El día sábado es eterno. El sacerdote entraba allí en el santuario, en ese día santo y hacía los sacrificios, pedía perdón por los pecados donde él, los sacerdotes y el pueblo se santificaban. Hoy en el tiempo de la gracia, se santifican aquellos que, en la misericordia de Dios, entran en el descanso del Señor, recibiendo el Espíritu Santo.
Continuando…
“Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados,”. Génesis 2:4.
Esta palabra está hablando aquí en las escrituras en el capítulo dos de Génesis como si fuese un hecho y un pasado, un hecho ya concluido por Dios, lo descrito en el primer capítulo de la creación, donde se describe lo edificado por Dios. Luego la escritura revelará como si no hubiese venido esto todavía a la realidad. Como si esta creación en el Edén fuese alguna cosa separada de la creación de este universo y sus mundos, o sea el universo que habitamos. Porque Dios dice aquí en lo visto arriba, que ya “fueron” creados.
¿Porque después de ser hecho el último día y desde él, el Séptimo Día, se está describiendo la creación en el Edén?
O sea, muestra que fue hecho lo creado, desde el día anterior y superior; y hablando de los tiempos antes y después del Edén y de lo creado en los llamados seis días, por ser este el día creado como tiempo espiritual y descanso de Dios con los hombres, aunque esté en la descripción, es el último tiempo o día descrito en la creación, el “Séptimo Día”, también es el primero por ser el tiempo del creador. Sabemos esto por lo que dice Dios de sí mismo, que Él, es el principio y el fin, el Alfa y el Omega. Por esto es que este tiempo, o Día, es el tiempo de antes y después de la creación de todas las cosas.
Como en un anillo puesto en un dedo que donde este termina también comienza. Así es el inicio y fin de todo. Y en esta realidad o alianza, no aparece ni el fin ni el comienzo, y el que lo posee, lo tiene en sí mismo, como si fuese una misma pieza.
Así el Verbo estaba en el principio, creando todas las cosas y también en el fin. Podemos visualizar a Dios en su día de descanso al describir lo siguiente:
“Estos son los orígenes de los cielos y la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos”. Génesis 2:4.
Viendo lo descrito, o sea, los tiempos y la edificación y construcción del universo; Dios los hizo en su poder “desde Su Día”. Este día es un tiempo de luz, claridad, ciencia y perfección de Dios, “Día”, que es el tiempo final y el comienzo de lo existencial de la creación hecha por Dios (tanto la celeste como la terrena), creado para que el hombre estuviese con Dios, por medio de Él en su poder. Ya que es Él, el primero y el último en todo; y refiriéndose a: “El Día”, a la plenitud del tiempo sin límites del descanso del Señor. Por eso decimos que entre este tiempo en plenitud, en donde el Señor es la luz que lo ilumina todo, fue en este momento, en que Dios, El Señor descansó de toda su obra, cuando creó los cielos y la tierra.
Ahora lo que está escrito en Génesis capítulo dos versículo cuatro, nos habla la palabra ahí que lo hecho por Dios en la creación y revelado en el capítulo uno de Génesis, sobre lo que pasó y fue creado en las “eras” de los seis días; aún debería ser hecho, entre el tiempo de la caída del hombre hasta la nueva manifestación de la edificación del universo palpable y de los cielos pasajeros.
Estando la esencia de la tierra en estado de corrupción, Dios manifestó todo a partir de ahí, y teniendo el primer día como inicio, siendo este principio explicado por la escritura allí, como la edificación del universo y creación de la tierra, como obra hecha y edificada en la esencia corrupta, después del pecado de Adán, donde el mundo hecho por la mano de Dios, en toda la formación universal y terrestre, después de la caída del hombre es narrado aquí; obviamente por lo dicho anteriormente, sabemos que Dios es el creador de todo en este día, “Su Día”, “el Séptimo Día”, tiempo sin corrupción, desde donde Dios creó lo pasajero de los seis días, quedando en esta condición por la caída del hombre.
Porque desde allí, lo que Dios creaba era aún para ser momentáneo y limitado en el tiempo, hasta la venida de Jesús que aparecería a su debido tiempo, para atraer las almas perdidas por el pecado, legado de Adán. Para que Él pudiese rescatar lo que se había perdido, al vencer la muerte y a quien tenía dominio hasta entonces sobre ella, Satanás. Luego después de eso vendría a suceder el misterio hecho por Cristo y en Cristo, donde lo pasajero y el mundo sería dejado para perdición por el poder y dominio de Jesús Cristo; una vez consumado el misterio de la Cruz, pues dado que esta tierra no fue creada de forma definitiva, ni los cielos existentes como siendo algo eterno, tendríamos por lo tanto, con Jesús, en Él, la edificación de nuevos cielos y de la tierra por Dios prometida.
Este universo pasajero, el manifiesto entre los seis días, también fue la expresión del Verbo que lo realizó, en el tiempo de la creación, así como hizo todas las cosas.
Y como nosotros que primero fuimos edificados naturalmente, habiendo sido hechos como los descendientes de Adán; ahora, en el misterio de Jesús, los que somos separados para salvación, lo esperamos en la iluminación de su santo Espíritu, y también lo aguardamos en su día de descanso en la conclusión de todas sus obras, que es la manifestación del día del Señor. Estos ya revestidos en la incorrupción de sus almas, hablando de los que tenemos el Espíritu Santo de Dios; estamos en aquel descanso y luz del pleno día del Señor, sacados del tiempo del sexto día, de lo corruptible a lo perfecto e incorruptible.
Como dice:
“5 y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra, 6 sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra”. Génesis 2:5-6.
Por lo cual, la tierra descrita en los versículos arriba, en donde dice que nada había nacido en ella hasta ese entonces, es este el lapso en donde Dios describe la creación, es este el momento intermediario entre las dos manifestaciones de la instauración del mundo (la natural y pasajera por el pecado de Adán y la por hacer sin pecado). La esencia terrenal sin corrupción formaría el inicio de la vida, en el Edén, la misma sería imagen de la tierra posterior, hecha después de la caída del hombre, la misma que en el relato en el tiempo intermedio del Génesis, en el descanso del Señor, Dios nos relata de la creación, concluida después del sexto día y la por hacer en el Edén.
Por medio de la imagen de la primera formación de la creación, “vendría” a ser creada la posterior, la natural en la cual permanecemos. Dios declara en su palabra, en el libro de Hebreos capítulo cuatro, versículo cuatro al diez.
“Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día. Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo. Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia y otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones. Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas”. Hebreos 4:4-10.
Dios, en ese tiempo transitorio, revelado en los versículos cuatro, cinco y seis del capítulo dos de Génesis, expresa que no había crecido hasta aquel entonces en la tierra, ni hierbas ni plantas. Sin embargo en el tiempo llamado sexto día, fue la conclusión de la obra natural y espiritual de los tres cielos. Entretanto, la natural y celeste en los tiempos del hombre después del jardín, no podría tener inicio hasta que no se corrompiese la primera en el Edén, ahora la creación sería posible solo en el tiempo de Dios. Solamente a su tiempo y en su poder, existirían las manifestaciones de todo el universo por venir.
En esta época, Dios todavía no había dado la autoridad al mundo, para que en el tiempo y en el propósito de la creación del Señor, la vida apareciese y fuese manifiesta la realidad de las formas. Ahora en el relato de las escrituras, este momento es en que Dios relata la conclusión de la creación.
Ahora Dios, en este tiempo transitorio revelado en los versos citados del capítulo dos, referidos arriba; expresa que hubo una conclusión de la creación universal y terrena, esto es, en el tiempo en que Dios describe como “por hacer” y “hecha” la creación perecedera y la inicial por formar en el Paraíso. Con esto el Señor describe la creación anterior al pecado del hombre y la posterior, en el tiempo entre lo hecho anteriormente en Edén y el momento en que el poder de Dios hará la formación del hombre en la tierra y en el Jardín con los ángeles.
Dios por lo tanto, manifestó como concluida en este tiempo su obra en los hechos terrenales y universales, incluyendo los tres cielos.
Antes que Dios realizase la creación, fue necesario que aconteciese el proceso de existencia del hombre, antes en el Paraíso, sin pecado, y después en la tierra, en el tiempo movible. Por causa de la sentencia que Dios profirió contra el hombre, después de este pecar y ser echado del Paraíso, y el Señor hizo esta tierra en un estado de corrupción, por haber comido Adán del árbol prohibido y determinó que desde el tiempo que viviese en el mundo después de su pecado, la tierra le daría cardos y zarzas. Sin embargo, el Creador daría al hombre a partir desde entonces, una forma natural, por no haber permanecido en su propósito inicial. Por lo tanto él sería en la tierra, la primicia de las criaturas, aunque estuviese en corrupción, siendo creado como imagen y semejanza de Dios, por ser conocedor del bien y del mal, que fue, el origen y motivo de su pecado. Su existencia en la tierra, sería hecha a partir del modelo de su pecado.
El misterio del punto de partida, entre la creación del mundo palpable y pasajero como de la formación hecha en el Edén es que, una es descrita como hecha en la creación celeste en el Paraíso y el otro mundo siendo “como concluido” después que Adán y Eva su mujer poseyeron la tierra.
Luego de aquel tiempo, enseguida de haber sido revestidos con pieles de animales por Dios, después de echarlos del mundo sin pecado, desde ahí en condición de pecado, los dos fueron creados por Dios a la imagen y semejanza de Él, en el mundo limitado y transitorio, con el poder de dominar sobre todo ser vivo y la capacidad de propagarse por toda la faz de la tierra.
En la biblia lo primero descrito como hecho, fue el universo perecedero, hablando del mundo que conocemos. Al cual Dios hizo después de pecar el hombre por no haber concluido el propósito originario en la creación de Dios.
No refleja, la definitiva y eterna creación, la natural hecha en el principio por Dios, también incluido la edificación espiritual pasajera, representada en la construcción de los tres cielos.
La eternidad incorruptible, la conocemos en la revelación del Creador a través de Cristo. (Carta a los Efesios 3:8-11).
“8 A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, 9 y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; 10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, 11 conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor”. (Efesios 3:8-11).