La Sabiduría del Génesis Cap. 7: Los Cielos, la Tierra y la conclusión de la creación en el Séptimo Día.
Mayo 12, 2020“1 Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. 2 Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. 3 Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación”.
Génesis 2:1-3
El Séptimo Día, es un día que el Señor creó para su descanso, también para traer a su descanso, todos aquellos que hemos sido rescatados en el nombre de Jesucristo, nuestro Señor. De acuerdo y revelación con la palabra; vemos el día de reposo que el Señor santificó para gloria con su iglesia. Los otros días de la creación no fueron santificados por Él. Del primer al sexto día, Dios hizo el tiempo espiritual y material de forma universal, siendo por lo tanto, anterior al tiempo definitivo y eterno con su pueblo. De este modo, solamente el Séptimo Día es lugar de tiempo y gloria en el infinito, en el Eterno.
Afirmamos que el Señor allí preparó un espacio (el Séptimo Día), una creación y un tiempo donde Él descansa. Ese descanso es bendito, porque Él está donde es bendito, donde es santo, y a lo santo nos llama a ese lugar; el Hoy, en la comunión con el Espíritu Santo de Dios.
Los israelitas santificaban la ofrenda y se santificaban en aquel día, porque el Señor declaró ese día santo.
Ahora hablando del Séptimo Día, el día sábado que está en el cuarto mandamiento de la ley de Moisés, no se refiere al “día séptimo de la semana de la creación”, la que observamos en el capítulo uno de Génesis.
La semana de Génesis es una semana que transcurre y se completa; creando Dios en la tierra y en todo el universo, a través de las épocas, de las eras y de los tiempos lo que fue hecho. Estos significan, los seis días de Génesis, más el séptimo día de descanso. El día de descanso, separado de los otros por ser el único bendecido por Dios, nos revela también, la presencia viva de Dios en la creación pasajera y la promesa de la creación venidera.
Por todo esto sabemos que existe un día en que el Señor está y se manifiesta con su creación, ahora, sin embargo, separado de esta, hasta la plena iluminación de su pueblo recreado en Jesús, en nuevos cielos y nueva tierra. Ahora en este tiempo Dios estuvo desde el principio, sea este día en las eras, o de los llamados días de la creación de Génesis, o sean los días del transcurso de una semana solar y natural como lo conocemos.
Este día, “el Séptimo”, es el día de gloria de una semana, para la manifestación de Dios y de la presencia de los hombres frente al Dios Vivo, en el tiempo de Dios.
El Séptimo Día, es UN DÍA creado por Dios para que los hombres puedan convivir con Él, un tiempo determinado para un encuentro en santidad, en la persona de Jesús, con el Altísimo.
El hombre natural, tal como somos y conocemos, fue creado en “el sexto día de la creación”, el Adán caído. Fue con el propósito de Dios, de llegar a la perfección en el cumplimiento de la ley divina. Voluntad del hombre y de Dios unidas en la obediencia a Él, con la finalidad de que seamos santificados, en el cumplimiento de los mandamientos, en el poder de la gracia dada por Jesús, en el tiempo del derramar de su Espíritu Santo sobre los redimidos para ser eternos en Él.
Este hombre terreno, para conseguir y poder llegar a la sublime creación junto al Señor, tiene que serlo en Dios y por Dios, en la misericordia de Él, en un rescate, a ese “Séptimo Día” en Él y por medio del sacrificio de Jesús en la cruz, con el fin de vivir eternamente con Dios. (En comunión con el Espíritu Santo a través de Cristo).
El Séptimo Día es “un lugar” hecho para el Hijo del Hombre en reunión con los hombres. Ese lugar es de Dios, más allá del Edén, en donde en medio de la Ciudad Celeste, habitaremos eternamente con el Altísimo, en un Nuevo Cielo y una Nueva Tierra; y así definitivamente, después del milenio, en que todo será recogido por Dios y para Dios.
El Señor ya en “el principio” creó el “Séptimo Día” para en él, Él descansar de sus obras propuestas en sí mismo, antes de la fundación del mundo, también llamar a su descanso, no a la obra pasajera, sino a la futura, con todos aquellos escogidos en Jesucristo. Estos mismos que aun hoy estamos en medio y bajo esta creación que no es eterna, la cual conocemos y habitamos.