La Sabiduría del Génesis Cap. 6: “LAS AGUAS COMO ESENCIA DEL MUNDO PALPABLE Y ESPIRITUAL”
Marzo 11, 2019“Y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”.
Las aguas observadas aquí, son en cuanto a mundo, a creación o a materia inerte. Aguas significa todo lo que le da inicio a lo creado (tinieblas y obscuridad son las aguas abismales). Sin embargo, no son las aguas principio creador. Por lo tanto, podemos definirlas como el elemento, en donde el Señor transforma y direcciona todas las cosas, sin embargo ellas también son substancias creadas por Dios.
A partir de ellas también salieron todos los cielos, toda la creación incluyendo a nosotros; la tierra (elemento del cual el hombre fue formado). Entonces aguas, vamos a decir así: es la estructura o la creación que puede ser hasta la obscura. Ahora ella solo existe, “tiene vida” solamente en ese “poder hacedor y transformador de Dios”. Con esto, vemos a Dios operando en el “Agua” creada por Él.
El Señor poseyó desde el principio el elemento creado por Él; “el polvo”, elemento caído después del juicio de Adán.
Con este elemento caído, se inició el “principio” de la creación palpable, fue por el cual se inició todo después de la caída de Adán, Dios creó desde allí “el Universo” y dentro de él esta tierra. Y fue hecho así para que el pecador Adán y sus descendientes, en la condición de pecadores, pudiesen vivir y multiplicarse en este estado natural, al cual hoy estamos sujetos.
No obstante Dios, en su eterno plan creador, de venir Él mismo, bajando desde su altísima morada, desde los más altos cielos a la tierra, como hombre, pero sin pecado e incorrupto, en la verdadera esencia de la materia, conforme a la formada por Dios en el cielo, en un año favorable y a su tiempo, para que así nos pudiese rescatar de esta naturaleza de pecado, conforme a la palabra en este Hoy, que es Su Día Eterno, en Cristo Jesús.
Como lo es con un grano de trigo cuando es sembrado, teniendo él que morir para así nacer del germen, a una nueva vida y existencia. En el hombre, una vez rescatado del mundo por Dios, Él Espíritu Santo hace morir este hombre natural para hacer crecer en él, el ser espiritual con Cristo.
Así, en el grano de trigo y esto como ejemplo y parábola, de este nace un brote al ser sembrado en la tierra, germinado por el agua y los abonos, haciéndolo crecer por sobre esta. Al madurar, en el paso del tiempo determinado por la naturaleza, una vez crecido y estando arriba por sobre la materia, este grano alimentado por el agua, calor y abono, creciendo en el cielo natural, en la condición de estar en una espiga, ya no es aquel grano que murió, sino que es ahora, la propia raíz que lo ayudó a crecer y la misma planta, estando multiplicada en la espiga con muchos granos, en el espacio llamado aire o cielo, para que allí, en la cosecha pueda dar mucho fruto.
Así también somos los que tenemos el Espíritu Santo de Dios y hemos nacido de nuevo. Seremos multiplicados en gracia y vida, levantados por Cristo de esta tierra al cielo para vivir con Él en multiplicación de vida.
El hombre, descendiente de Adán, en su propia naturaleza corrupta (caída), es como una zanahoria, por más que crezca lo hará bajo la tierra, sin alcanzar jamás la luz del día (conforme a la palabra, Cristo es la Luz del Mundo).