La Alianza de Dios es el Espíritu Santo

Marzo 18, 2014 0 By Alan De Zoppa Maia

 “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; Y vendrá súbditamente a su templo el Señor a quién vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quién deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.

¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿O quién podrá estar en pie cuando Él se manifieste? Porque Él es  como fuego purificador  y como jabón de lavadores”.

Malaquías 3:1-2       

 

LA  ALIANZA

Dios hizo una alianza o  pacto con el hombre. Alianza que dividió y reordenó toda la creación, poniendo lo que era último como primero y lo que era fin como inicio. Todo por medio de la manifestación de su Hijo Unigénito Jesucristo.

Esa alianza no es alegórica ni distante, esperada en Jesucristo solamente por una convicción de nuestra mente o por una tradición trasmitida por nuestros padres.

A Él no le interesa si somos evangélicos o católicos, ortodoxos o romanos. A Dios le interesa si somos de Jesucristo o no.

Él es el parámetro o referente con el que toda la Creación está. No de otro modo. No vive en torno a los deseos de los que están a su llamado. Pero es el Dios que vive y también podemos vivir por medio de Él. Como dijo Jesús:

“Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, así mismo el que me come (de mi se alimenta), él también vivirá por mí”.

Juan 6:57

Su alianza es real y tiene que ver con el verdadero Templo.

Porque para Dios todos los templos construidos por hombres son construcciones inanimadas, que no tienen vida alguna, como está escrito:

“El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas. Ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues Él es el que da a todos vida y aliento y todas las cosas”.

Hechos 17:24

Su Alianza, Alianza entre Dios y los hombres, está en un Templo muy superior que nuestros ojos naturales puedan ver.

Recordemos que Jesucristo fue llamado en las escrituras Emanuel, que significa Dios con nosotros.

“He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre EMANUEL, que traducido es: Dios con nosotros”.

Mateo 1:23

Dios con nosotros, porque el propio creador habitó en plenitud en el cuerpo de Jesús de Nazaret. El verdadero Templo. Y Cristo era el propio Dios viniendo en esa habitación de carne.

“Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. 20 Dijeron luego los judíos: en cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? 21 Más Él hablaba del templo de su cuerpo”.

Juan 2:19-21

“1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios…12 y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”.

Juan 1:1

Una manifestación inédita, tan grande y perfecta que trajo en ella la Alianza eterna de Dios: Emanuel, la naturaleza del Creador habitando en aquellos que fueron hechos del polvo de la tierra. Digo “aquellos” porque por el sacrificio de Jesús y por medio de El, el Espíritu de Dios se extendió a los pecadores arrepentidos comprados por el Hijo de Dios.

El punto de este “Dios con nosotros” también significa “Dios en nosotros” y “nosotros” en Él.

O sea,

Nosotros creaturas humanas, esclavas de las propias pasiones y juzgadas por los propios pecados, podemos por el arrepentimiento y remisión en Cristo, recibir aDIOS dentro de nosotros”.

Nos tornamos así templos vivos de Dios, de tal modo literal que su persona entra y habita en nuestros corazones, permaneciendo para siempre.

Entonces en donde estuviéremos Él estará, donde caminemos Él caminará. Y la opresión del mundo ya no tiene efecto allí donde Él mora en nosotros.

Nos tornamos templos del Espíritu Santo. Templos de Jesucristo. Templos de Dios Padre.

La Creación se sorprendió cuando el velo del templo se rasgó con el sacrificio de Jesús, revelando la entrada a la sala del lugar Santísimo, porque a los pocos días, el Espíritu Santo en persona, se derramó sobre toda carne (Hechos 2) concluyendo el verdadero sentido de aquel símbolo:

El velo se rasgó => que el camino a Dios estaba abierto. Haciendo posible a los hombres llegar a Cristo.

Entonces nosotros, hechos del polvo de la tierra, corruptibles y de vida tan corta, podemos recibirlo en nuestros corazones que ni los ángeles lo tenían en si mismos. (Pues como está escrito ¿a cuál de los ángeles le llamó hijo? Hebreos 1:5)

**Podemos recibir la naturaleza incorruptible y perfecta de Dios**

“…por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas lleguéis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo por causa de la concupiscencia”.

2 Pedro 1:4

Somos en Cristo vasos de barro con un Tesoro muy preciado dentro.

Como Aguas Vivas brotando dentro de los hombres que antes eran como tierra seca, que en poco tiempo se tornarían polvo.

“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como ha dicho la escritura: De lo más profundo de su ser brotará ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en Él; pues aún no había venido el  Espíritu  Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado”.

Juan 7: 37-39

Es esto lo que quiere Dios que sepamos, el privilegio inimaginable dado a los hombres: Emanuel “Dios con nosotros”, que es Jesucristo, también es “Dios en nosotros”, como se escribe respecto a sus misterios:

 “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”.

1 Corintios 2:9

La iglesia de Jesucristo, como su verdadero Templo, pasa a ser cada hijo o hija de Dios que recibe de su Espíritu, se hace “uno” con Él,  y una es su voluntad, en donde estuviere estará siempre EN CRISTO.

Unidos por un mismo Espíritu, como una misma sangre que corre en su Cuerpo y da vida a cada miembro: una sola Iglesia. Esta es la Novia amada del Hijo de Dios. Adornada y vestida con las vestiduras del propio Espíritu Santo.

Como oró el Señor Jesús a Dios Padre, cuando estaba en la tierra:

“Para que todos sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste”.

 Juan 17:21

Cada uno de los llamados y redimidos por Él, pasan a tener la misma “Persona” dentro de su corazón. Se tornan sus hijos, porque nacieron de nuevo de Él. Nacieron del Espíritu de Dios, por el arrepentimiento de sus pecados. Nacieron del lavado regenerador del agua y del Espíritu (Juan 3).

Sin doctrinas.

Sin costumbres humanas.

Pero literalmente.

Esa es la Alianza Eterna para los que son rescatados por el amor de Dios:

“Dios en nosotros por medio de Jesucristo”

Por Alan De Zoppa Maia