Dos testigos de Apocalipsis: El testimonio que darán
Noviembre 23, 2013[ver a primeira parte sobre este assunto]
“Y despertó JEHOVÁ el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de JEHOVÁ de los ejércitos, su Dios”.
Hageo 1:14
Como aquellos que liberaron Judá del cautiverio de Babilonia; Ciro y Darío, conforme está escrito en el decreto del rey Ciro:
“Así dice Ciro rey de los persas: JEHOVÁ el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra; y él me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quién haya entre vosotros de todo su pueblo, sea JEHOVÁ su Dios con él, y suba”.
2 Crónicas 36:23
Y como quienes pusieron nuevamente la piedra de esquina (angular) para reconstruir el templo de Dios; Zorobabel y Josué, restableciendo el fundamento del templo:
“Las manos de Zorobabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que JEHOVÁ de los ejércitos me envió a vosotros”.
Zacarías 4:9
Así también será la Obra traída por los dos testigos. Ellos liberarán el pueblo del cautiverio de Babilonia, y al mismo tiempo, pondrán nuevamente el fundamento del templo de Dios.
Pero nosotros, los cristianos sabemos que el Templo de Dios es la Iglesia y que, la Iglesia es el Cuerpo de Cristo. Por el Evangelio hoy comprendemos que el Templo de Dios ya no el hecho por manos humanas, de ladrillo o de madera, sino uno edificado por el mismo Dios, como Él le prometió a David:
“Asimismo JEHOVÁ te hace saber que Él te hará casa”.
2 Samuel 7:11
Refiriéndose también al descendiente de este:
“Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino”.
2 Samuel 7:12-13
Entonces, la promesa de Dios dice que es el Señor mismo, Él es el edificador del templo y en otra parte de la misma profecía, el descendiente de David.
¿De qué manera serían los dos?
La respuesta no es contradictoria en estos pasajes sino que une ambos en un solo nombre: Jesucristo. Pues Él es el SEÑOR y al mismo tiempo el descendiente que construiría el templo eterno, como está escrito:
“..y establecerá para siempre el trono de su reino”.
Sabiendo con eso que no se refería a Salomón ni al templo que edificó él, sino aquel que permanecería:
“Respondió Jesús y les dijo: destruid este templo, y en tres días lo, levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Más Él hablaba del templo de su cuerpo”.
Juan 2:19-21
Por lo tanto, he aquí los que son templo de Dios: nosotros en Cristo y Cristo en nosotros:
“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que es Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios les destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros santo es”.
1 Corintios 3:16-17
Los dos testigos restaurarán el fundamento del Templo.
Como sucedió en la reedificación del templo, así será la obra de los dos testigos en su Señor. Ellos pondrán nuevamente el fundamento del templo, el cual es Jesucristo. Los testigos lo pondrán como fundamento y las primicias de todas las cosas en el medio del pueblo de Dios. Pues de este fundamento se ha dicho literalmente:
“Porque nadie puede poner otro fundamento del que está puesto, el cual es Jesucristo”.
1 Corintios 3:11
Atrayendo toda la Iglesia a establecer, a invocar, y confiar solamente en el Señor Jesús. Deshaciendo así todo misticismo que hoy impera en muchas partes del cuerpo del Señor en la tierra.
Invenciones de hombres con la conciencia contaminada por sus propias vanidades. Verdaderas estrellas pop espirituales, que no son otra cosa sino engañadores y corruptores del Cuerpo Santo de aquel que resucitó al tercer día y vive por los siglos y siglos, el cual les cobrará personalmente todo daño causado a su Esposa amada: La Iglesia.
Los testigos del Señor lo testimoniarán con tanta lucidez que conseguirán con los que son sus ovejas que vengan a reconocer la voz de su Pastor.
“Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen”.
Juan 10:26-27
Saldrán de su sueño y el pueblo de Dios despertará para ser fuerte y activo en el Señor, regido de nuevo directamente por la voz del Espíritu Santo de Dios.
En ellos está la sombra de lo que también se dijo de Zorobabel, que había colocado la piedra angular del Templo y también colocaría la piedra de término:
“¿Quiénes eres tú oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella. Vino palabra de JEHOVÁ a mí diciendo: Las manos de Zorobabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que JEHOVÁ de los Ejércitos me envió a vosotros”. Zacarías 4:7-9
Y sobre esta piedra se dijo que
“…La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo…”
Mateo 21:42
Porque reconducirán a todo el pueblo de Dios a la ciudad Santa, y allí, sobre un único fundamento.
¿Cuando vemos el pueblo de Dios esparcido sobe otros fundamentos?
Cuando vemos cristianos que cortan su comunicación con su Señor, transfiriendo la responsabilidad a otros, aquellos que son puestos como líderes y además se agradan de tal dependencia, porque se hacen mediadores de la comunión con los pequeñitos por detener en sí mismos el conocimiento directo de la Palabra, apoyados por la falta de querer conocer al Señor de su pueblo.
Pues si median en algo tan noble, pueden entonces recaudar sobre aquello que recibieron y desviarse o desvirtuarse, como un comercio, donde sobrecargan el evangelio por sus codicias, colocando leyes y reglas que no son del Señor Jesús, esclavizando las ovejas, que en otro momento, fueron llamadas para la libertad en Cristo.
Y estas también, por la comodidad de no tener que ser enfrentados con su Señor, pues así muchos no quieren tener que abandonar la condición del viejo hombre; por eso acaban aceptando ese yugo de hombres, transfiriendo a ellos también la responsabilidad hasta la propia salvación, como si aquellos la pudiesen costear.
En este acuerdo en que las dos partes están satisfechas, la consecuencia son multitudes de cristianos que ni siquiera conocen la voluntad de su Señor y que sin embargo, usufructúan de las bendiciones y de la presencia del Espíritu Santo, compartiendo aquello que es Santo con las cosas profanas del mundo. Instalándose a la mesa de Cristo a cenar y al mismo tiempo a la mesa de otros ídolos.
¿Vería eso Dios y no actuaría?
Por otro lado, líderes que cada vez más aumentan su autoridad sobre el alma de los hombres, sin temor de aquel que los compró por su sangre. Roban, matan, enriquecen a costa de la sangre de los hombres.
Controlan la salvación y así, no permiten que entren en el reino de los cielos a los que fueron llamados, como también ellos mismos no entran. La historia se repite.
Mateo 23:13
Sin embargo, en todo ese medio hay también aquellos que son guardados por Dios. Líderes que van tomado esa forma no porque sea su posición, sino por la imposición de esa generación, como alguien que intentando nadar en contra no soporta y va siendo llevado por la corriente de un río sucio.
Así también muchas ovejas que sin el conocimiento lúcido de su Señor, embriagadas por Satanás en una generación tan difícil, terminan siendo llevadas y afligidas con eso. Son de estos las bienaventuranzas: “Bienaventurados los que lloran porque serán consolados”.
En ese panorama es que despiertan los dos testigos.
Todo ese contexto es parte del que para Dios es el cautiverio de Babilonia. Como fue antiguamente con los Judíos en la época de Josué y Zorobabel en Babilonia física y en la Jerusalén terrestre, así lo será para nosotros en los días con la Babilonia espiritual (Apocalipsis 17) y la Jerusalén celestial (Hebreos 21).
Los testigos al instalar nuevamente el fundamento del templo destruido, atraerán todo el pueblo de Dios para Jesucristo y en Jesucristo nuevamente. Disolviendo y exponiendo al ridículo toda invención de hombres dentro de las Iglesias, toda doctrina inventada por mentes carnales y esclavizadas en los placeres de este mundo, bajo una falsa capa nombrada como evangelio. Rituales y falsos poderes que no son otra cosa sino instrumentos de Satanás, que reflejan sombras de este mundo y sueños de este mundo para dentro del templo santo de Dios.
No será por la fuerza, ni violencia, sino con el Espíritu Santo de Dios. A través de su Espada: la Palabra.
Instalar nuevamente el fundamento, no significa quitar lo que está puesto por Dios y luego poner otro, delante del cual no hay otro sino que este es el único: Jesús. La Roca de Dios en medio de la creación.
Instalar nuevamente el fundamento significa revelarlo en altura y profundidad, en lucidez del espíritu: examinar todo otro apoyo en que los hombres se han apoyado como pueblo de Dios.
E Instalar el fundamento es también, automáticamente, sacar el pueblo de Babilonia y reconducirlo a Jerusalén. Pasar las fortalezas en la carne, en sus pasiones, para el monte Sion, corazón, corazón de Dios, para el cuerpo de Cristo.
La edificación del Altar vendrá antes de los fundamentos del Templo.
Sucede que, para instalar el fundamento de la reconstrucción del templo, es necesario antes reedificar el altar de la Casa de Dios.
Como está escrito lo que fue en el tiempo de vuelta del exilio:
“(2) Entonces se levantaron Jesúa hijo de Josadac y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel hijo de Salatiel y sus hermanos, y edificaron el altar de Dios de Israel, para ofrecer sobre él holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés varón de Dios.
(3) Y colocaron el altar sobre su base, porque tenían miedo de los pueblos de las tierras, y ofrecieron sobre él holocaustos a JEHOVA, holocaustos por la mañana y por la tarde.
(4) Celebraron asimismo la fiesta solemne de los tabernáculos, como está escrito, y holocaustos cada día por orden conforme al rito, cada cosa en su día.
(5)Además de esto, el holocausto continuo, las nuevas lunas, y todas las fiestas solemnes de JEHOVA, y todo sacrificio espontáneo, toda ofrenda voluntaria a JEHOVA.
(6)Desde el primer día del mes séptimo comenzaron a ofrecer holocaustos a JEHOVA; pero los cimientos del templo de JEHOVA no se habían echado todavía”.
Esdras 3:2-6
Y si la Casa de Dios, el Templo de Él, somos nosotros en Cristo y Cristo en nosotros, y ¿qué sería entonces el altar?
El altar es donde está encendido el fuego de Dios. Donde se colocan los sacrificios de ofrenda para ser quemados a Dios. El altar también está delante de la puerta del Templo.
El altar es el corazón del hombre.
Es allí que Dios enciende su fuego, fuego del Espíritu Santo. Allí sobre él ofrecemos nuestra vida natural, como cuando se quemaban animales para el sacrificio, así hoy hombres y mujeres de Dios queman sus voluntades y pasiones carnales en sacrificios para Dios, por amor a Dios.
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame.
Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá, y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará”.
Mateo 16:24-25
Allí desciende el fuego de Dios. Y nunca más debe ser apagado, como está escrito:
“El fuego arderá continuamente sobre el altar; no se apagará”. Levítico 6:13
Para Instalar nuevamente los fundamentos del Templo, los dos testigos estarán antes y, a la vez, edificando el altar de Dios en los hombres.
Y edificar el altar significa levantar en piedras no trabajadas por manos de hombres un lugar para aceptación del sacrificio.
“Y si me hicieres altar de piedras, no la labres de cantería; porque si alzares herramientas sobre él, lo profanarás”.
Éxodo 20:25
(Piedras no labradas para no profanar, significa que la obra sobre el corazón es exclusiva del Espíritu Santo y para Él, no por derecho, fuerza o violencia)
Solo los sacerdotes entraban al templo, aceptados en ofrendas al Señor, después de haber hecho el sacrificio que estaba en el altar fuera del templo. Así de forma real y eterna, el verdadero Templo, como ocurre simultáneamente con la liberación del exilio babilónico junto con la construcción del templo, así también, de forma conjunta, la edificación del altar:
A medida que el altar de Dios es reestablecido o restaurado, el fundamento del Templo de Dios es reinstalado y su pueblo liberado del cautiverio de Babilonia.
Cuando hablamos de la reconstrucción del altar, hablamos principalmente del ministerio de Elías que para que fuese destruido el altar de baal en medio del pueblo de Dios, juntamente con sus sacerdotes, Elías antes edificó un altar al Señor en el monte Carmelo (1 Reyes 18).
Representando Elías la voz de la profecía, el espíritu de la profecía (Apocalipsis 19:10) Y así como sobre el ánimo de Zorobabel y Josué estaban Zacarías y Ageo profetizando mientras aquellos reconstruían, así también con los dos testigos será la reconstrucción del templo, la vuelta de los orígenes de la Iglesia en Dios, en su poder y carácter, se dará por medio de profecía manifiesta en sus bocas.
Porque en el que profetizaren el altar será edificado y el templo reestablecido en su lugar correcto. (“daré a mis dos testigos que profeticen…”. Ap 11:3)
La Palabra encenderá el fuego en el corazón del pueblo de Dios que, entonces, por sí solo sabrá qué hacer y cómo actuar y separarse del mal, y allegarse para el templo del Señor.
Entonces el mal será desenmascarado y vendrá con mucha furia sobre los que anden cojeando en sus pensamientos. Hombres que, oyendo el testimonio, no se arrepientan y no se vuelvan al Señor, lanzando fuera todo ídolo personal, edificado en su mente y corazón, no resistirán.
Serán arrancados para fuera del templo de Dios por el mal, en su espíritu, porque en la indecisión de sus corazones entre Dios y el mundo, en sus falsos conceptos de Dios en el mundo, bajo la falsa apariencia del nombre de Cristo, tendrán brechas en sus muros por el cual el enemigo entrará y saqueará sus almas.
Esta será la guerra de Armagedón final. Una embestida del mal sobre el hombre como nunca vista. En un desierto entre la carne y el alma.
Armagedón no será en un lugar físico simplemente, lejos de muchos hombres del planeta. Pero será delante de todo hombre. Delante de su alma y corazón: bien y mal en extremos! Luchando en medio de la gran ciudad que espiritualmente se llama Sodoma y Egipto (Ap. 11:8). En la cual, los dos testigos serán muertos por la furia de la bestia que ganará más poder por el pecado del hombre, el cual ella subirá para fortalecerse.
Finalmente llegamos aquí, en el crecimiento del trigo y la cizaña dentro de cada hombre. Y de hombre para hombre.
Y ahora el trigo será guardado en el granero, o sea en el Templo de Dios. Y la cizaña lanzada fuera para ser quemada, y así terminar eternamente en el lago de fuego.
Los dos testigos profetizarán y traerán avivamiento en el corazón de los hombres y mujeres de Dios, que serán despertados para manifestaciones de mayores noblezas de carácter de Dios reflejado en ellas. Juntamente con una manifestación de poder nunca antes visto hasta entonces.
Puesto que, en las bodas del Cordero con su Novia, que se inició al tercer día de su resurrección (Juan 2) También el mejor vino de la fiesta fue guardado para el final. Y será aprobado por el Maestresala, Por Dios Padre Todopoderoso.
Profetizarán y por sus bocas, a través del Espíritu Santo, será medido el altar, el templo, y los que en él adoran.
“Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y me dijo: Levántate y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él”.
Apocalipsis 11:1
Y en la medición, en el extender de la vara, de medida de aquel varón-Cristo-, habrá la separación del pueblo de Dios para la tan esperada e inminente vuelta de Cristo, delante también de todo imperio del mal, que en estos tiempos oprimieron como nunca sus amados. Recibiendo ahora el pago que merecen, por cada lágrima y gota de sangre derramada de los pequeñitos del Señor.
He aquí que Él viene y cobrará toda injusticia, toda herida sobre la niña de sus ojos, que es su Iglesia, su pueblo tan amado.
Los dos testigos cuando acaben el testimonio, morirán por la fuerza de la bestia, pero resucitarán después de tres días y medio, dejando claro que el poder de la Palabra permanecerá sobre todo imperio del mal, y está más allá del control y actuación de Satanás. Que se torna impotente delante de Su Palabra Santa. He aquí el Verbo, he aquí el Soplo, he aquí el Fuego.
Ahora ven Señor Jesús!