Apocalipsis 16: la quinta copa (II)
Octubre 29, 2013
“El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia, y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas
(11) Y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras”
Apocalipsis 16:10-11
Donde está el trono de la bestia?
“Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas”
Apocalipsis 17:1
Esta mujer ramera, está sentada sobre muchas aguas, refiriéndose con eso, al mundo, el mundo y sus costumbres, con sus grandes ciudades, naciones y riquezas.
Desde el tiempo en que Jesús subió a los cielos, han sucedido muchas cosas: guerras, terremotos, falsos profetas, persecuciones, y muchos otros acontecimientos, todo dentro del mundo contra nosotros los cristianos.
El trono de Satanás, es el mundo. Pues su dominio está sobre todos los pueblos, en sus géneros y costumbres, en las creencias paganas, donde Satanás ha dominado hasta el día de hoy, en medio de la humanidad.
Por así decirlo, todo lo que conduce a la imperfección, que lleva al hombre a la muerte: la disolución, lo profano, la maldad, la animalidad del hombre que produce obras según su naturaleza pecaminosa, en suma, toda corrupción forma su reino.
La mujer que está sentada, es la humanidad que aún puede convertirse a Dios, a través de la palabra del evangelio; mujer y gran ciudad donde también están todos los hombres, sean cristianos y no cristianos. Sin embargo es parte de la mujer, indicando que obedece al pecado, que desprecia la salvación, es una humanidad antes de llegar a una bestialidad total en la carne.
También es el corazón corrompido del hombre: en su alma, su cuerpo, su querer, su voluntad.
Este tipo de hombre es entregado a Satanás, y estará poseído por él, en su alma, en su corazón. El maligno operará en su mente cuando se complete la medida de su corrupción total. Formando así, el “ojo de Horus”, en su frente, ojo que todo lo ve. Esta es la marca de la bestia en sus frentes. El ojo del diablo que verá a través de ellos en este mundo.
Así que Babilonia es la mujer que obedece al diablo, la humanidad antes de la corrupción total.
Y el trono del diablo es la Babilonia caída. La mujer después de haberse corrompido completamente. También es el cuerpo y el corazón del hombre poseído por la bestia. Cada hombre que ha sido vencido y dominado.
“Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo”
1 Corintios 3:11
Además,
¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
(17) Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es”
1 Corintios 3:16-17
Y en el Salmo 74, que en revelación para el tiempo del fin, revela cómo será profanado el templo de Dios.
“¿Por qué oh Dios nos has desechado para siempre? ¿Por qué se ha encendido tu furor contra las ovejas de tu prado?
(2) Acuérdate de tu congregación, la que adquiriste desde tiempos antiguos, la que redimiste para hacerla la tribu de tu herencia; Este monte de Sion, donde has habitado.
(3)Dirige tus pasos a los asolamientos eternos, a todo el mal que el enemigo ha hecho en el santuario.
(4) Tus enemigos vociferan en medio de tus asambleas; han puesto sus divisas por señales.
(5) Se parecen a los que levantan el hacha en medio de tupido bosque.
(6) y ahora con hachas y martillos han quebrado todas sus entalladuras
(7) Han puesto a fuego tu santuario, han profanado el tabernáculo de tu nombre, echándolo a tierra.
(8) Dijeron en su corazón: Destruyámoslos de una vez; han quemado todas las sinagogas de Dios en la tierra”
Salmo 74:1-8
Vemos entonces en esta revelación del Señor Jesucristo, que aquellos que entregaron sus vidas a Satanás están destinados a la perdición, porque pasaron de la salvación ofrecida por Dios, a la elección de la perdición: transformándose en trono del diablo, asiento de satanás en el hombre.
Una invasión del enemigo en el verdadero santuario de Dios, que son los corazones y mentes de los hombres. Pues después de la subida de Jesucristo resucitado a los cielos, estos corazones fueron transformados en santuario de Dios, para que todo hombre se torne morada del Altísimo, casa viva del Señor por la fe.
“Por tanto cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee entienda)”
Mateo 24:15
Y
“Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición,
(4) el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llame Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios”
2 Tesalonicenses 2:3-4
Y de la ramera:
“Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas”
Apocalipsis 17:15
El mundo es la ramera:
La mujerzuela es una señal de la maldad de satanás en medio del mundo en pecado, lugar donde está asentado. El mundo bestializado, guiado por el maligno.
Este es el trono de satanás; el mundo, el corazón de los hijos de la perdición.
Y de qué lugar los domina satanás?
En esta respuesta, vamos a la invasión de los demonios sobre el hombre y a la profanación del trono de Dios:
“Tocad trompeta en Sion y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano. (2) Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra;
Cómo sobre los montes se extiende el alba, así vendrá un pueblo grande y fuerte, semejante a él no lo hubo jamás, ni después de él lo habrá en años de muchas generaciones.
(3)Delante de él consumirá fuego, tras de él abrasará llama, como el huerto de Edén será la tierra delante de él, y detrás de él como desierto asolado; ni tampoco habrá quién de él escape.
(4) Su aspecto, como aspecto de caballos y como gente de a caballos correrán.
(5) Como estruendos de carros saltarán sobre las cumbres de los montes; como sonido de llama de fuego que consume hojarascas, como pueblo fuerte dispuesto para la batalla”
Joel 2:1-5
La voz de Dios, se tiene que hacer escuchar a través de la predicación de la Palabra escrita, del Evangelio. Los profetas, la voz de Dios, proclaman y dan la alarma de la inminente venida del Señor.
El monte Sion es donde se encuentra el Templo, de donde sale la proclamación.
Es un día de tinieblas, la venida de Dios. Así como un día claro para los que están en el Señor.
Nubes y tinieblas son para los que se pierden, los que están siendo atacados por un pueblo maligno, que aquí estos invasores, son los demonios.