Apocalipsis 15: las plagas finales

Octubre 25, 2013 0 By Juan S. Gonzalez Jimenez

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Capítulo 15 Libro de Apocalipsis, versículo 1.

“Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios”. Ap. 15:1.

¡El ver! El ver en los cielos la visión profética por el apóstol Juan.

“Vi siete ángeles..”

Una gran señal que sería en el final de los tiempos para consumación de la ira de Dios: Las últimas plagas sobre la tierra.

Al decir “tierra”, se habla también de la humanidad, con consecuencias tanto en los elementos como en la vida y carne humana.

En los elementos por los cambios climáticos y sus catástrofes. En el hombre por el efecto en la fisiología humana con enfermedades de todo tipo, también plagas en la vida animal y vegetal en general, en el exterminio de las especies.

Estos son los últimos decretos de Dios, después de todos aquellos que fueron ya descritos aquí en este libro (Apocalipsis).

Los otros acontecimientos y juicios de Dios, descritos en el desarrollo del libro: como la caída de Babilonia, el destino de la bestia y del falso profeta; vendrán para condenación y juicio final.

Siete ángeles:

La cantidad de ángeles, es una señal. Es el poder de Dios en los elementos, en la humanidad y en el mundo espiritual.

Continuando la descripción de la profecía:

“(2) Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.

(3) Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Codero, diciendo; Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.

(4) ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? Pues solo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado”. Apocalipsis 15:2-4 

Una glorificación, una adoración, visión de los cielos pleno y final, con una victoria eterna de Jesús en la gloria de Dios.

En el versículo 2 tenemos el mar de vidrio mesclado con fuego y la gloria de Dios saliendo de allí, emergiendo, como una cubierta del Arca de Dios.

Nueva Tierra en fuego flameante, en el corazón de Él, donde nosotros, el pueblo de Dios, estaremos encima de los cielos paseando sobre piedras preciosas, en lapislázulis y diamantes en fuegos flameantes (piedras preciosas que representan  los ángeles de Dios, como un jardín), disfrutando de las glorias divinas en Jesús.

Eso después de haber vencido a satanás, la bestia y su imagen, cantando alabanzas divinas y eternas a Jesús, al Padre y al Espíritu Santo, en los tiempos futuros y eternos, en los más altos cielos con Jesucristo, único Señor y Dios, a Él la gloria eterna en la tierra y en los cielos por los siglos de los siglos, amén.

“Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el Templo del tabernáculo del Testimonio”. Apocalipsis 15:5

Después de esta revelación futura, se nos abren los cielos, el Santuario de Dios donde está el Testimonio. El Testimonio contiene  la Palabra de Dios, y el poder revelado viniendo sobre la creación como plagas para los injustos, y como glorias para los hijos de Jesucristo.

Y expuso ahora las realidades divinas a la humanidad, trayendo la Palabra del Testimonio, la misma predicada por los dos testigos.

Esta palabra ya se está predicando a la humanidad, como última oportunidad de convertir al resto del mundo, el testimonio final revelándose en plenitud final. Poder y Justicia de Dios que trae las plagas y que también rescata los escogidos, de aquellos que quedarán en la faz de la tierra.

Es por eso que son Santuario de ángeles; el poder de Dios en todos y sobre todos.

Son como los siete ángeles de las siete iglesias, que es el Espíritu Santo de Dios sobre la tierra, y con Él miles de miríadas de ángeles servidores. Trayendo la voluntad de Dios al mundo, y permitiendo también que satanás actúe, sobre los impíos en muerte y destrucción. Destruyendo también, por el pecado del hombre, los elementos naturales, o sea toda la tierra. Por eso, esperanza y realidad final a los últimos rescatados de la tierra.

“y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro”. Apocalipsis 15:6

Los siete ángeles en este caso, como hablábamos anteriormente, es el Espíritu Santo de Dios en su Omnipresencia, pues está escrito que salen del santuario de Dios, la santidad del Señor, vestidos con lino fino, blanco y resplandeciente, y que una vez manifiesto opera también a través de ángeles servidores, en la santidad otorgada por el Espíritu Santo de Dios, ángeles mensajeros y cumplidores de la Palabra de Dios. Ceñidos en el pecho con cintos de oro, porque el Espíritu contiene el más puro y rico metal precioso como piedra de oro transparente, mostrando así la santidad y transparencia de sus acciones.

“Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos”. Apocalipsis 15:7

Uno de los cuatro seres vivientes. Vivientes, porque son vivos, en el sentido de que el Espíritu de Vida se expresa en ellos. El Espíritu Santo de Dios se expresa directamente a través de ellos (Por eso poseen ojos por dentro y por fuera también, que significa el Espíritu Santo en ellos que los hace ver a través de Él)

Son ángeles especiales, potencias y querubines de Dios en acción y en poder, cumplidores de las órdenes de Dios en su voluntad. Ellos pueden manifestarse en todos los mundos cósmicos, en los tres cielos y en la tierra, con el Señor expresándose por encima de ellos. Dios cabalga esos querubines, encima de las bóvedas celestes, y coloca su trono por sobre todos los lugares, angélicos y palpables, como nuestro universo cósmico natural.

“El que se cubre de luz como vestidura, Que extiende los cielos como una cortina, (3)Que establece sus aposentos entre las aguas, el que pone las nubes por su carroza, el que anda sobre las alas del viento; (4) El que hace a los vientos sus mensajeros, y a las flamas de fuego sus ministros. (5) El fundó la tierra sobre sus cimientos; no será jamás removida. (6) Con el abismo, como con vestido, la cubriste; Sobre los montes estaban las aguas” Salmos 104:2-6 (nubes por carroza=>son los ángeles por los cuales el Señor también se manifiesta)

 (Vestidura o manto => poder de Dios)

 (Cortina => forma de los cielos)

“Inclinó los cielos, y descendió; y había densas tinieblas debajo de sus pies. (10) Cabalgó sobre un querubín y voló; Voló sobre las alas del viento. (11) Puso tinieblas por su escondedero, por cortina suya alrededor de sí; oscuridad de aguas nubes de los cielos”. Salmos 18:9-11.

(En las alas del viento=> el moverse a través del Espíritu)

“Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, Poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra, Obedeciendo a la voz de su precepto. (21) Bendecid a Jehová vosotros todos sus ejércitos, Ministros suyos, que hacéis su voluntad.” Salmos 103:20-21 “Alabadle, cielos de los cielos, y las aguas que están sobre los cielos. (5) Alaben el nombre de Jehová; porque Él mandó, y fueron creados”. Salmos 148:4-5.

“Celebrarán los cielos tus maravillas, oh Jehová, Tu verdad también en la congregación de los santos. (6) Porque ¿quién en los cielos se igualará a Jehová? ¿Quién será semejante a Jehová entre los hijos de los potentados? (7) Dios temible en la gran congregación de los santos, y formidable sobre todos cuántos están alrededor de Él”. Salmos 89:5-7

“Tuyos son los cielos, tuya también la tierra; el mundo y su plenitud tú lo fundaste”. Salmos 89:11

También hablando de ángeles en el mundo, el Señor dijo:

“Ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, y a sus ministros llamas de fuego”. Hebreos 1:7.

Vemos que estas siete copas son entregadas por uno de los seres vivientes, todas por uno de ellos, y son de oro. Entonces, la orden es la Palabra de Dios, ella viene por encima de la  autoridad de los ángeles.

Así también, en esa misma profecía y juicio, Dios hablará por medio de sus profetas (Hombres “mensajeros” del Señor, ángeles en este sentido) y actuará dentro de aquella porción donde cada “ángel” será de oro. (O sea: majestad, pureza, santidad, poder y divinidad del Señor), porque viene de Dios.

Del Ser Viviente, porque el Señor hablará y actuará por encima de la creación, por medio de Él; como también por sus profetas aquí en la tierra.

“¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?”. Hebreos 1:14.

“Más del Hijo dice: Tu trono oh Dios por el siglo del siglo. Cetro de equidad es el cetro de tu Reino”. Hebreos 1:8.

La profecía continúa:

“Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles”. Apocalipsis 15:8

            Y acerca del humo, del fuego y del poder de Dios, vemos la manifestación de los siete Espíritus, que a la verdad componen un solo Espíritu, pero dicho como siete por estar distribuidos en los siete candelabros de oro (las siete iglesias) y por detrás de toda actuación de los ángeles.

“Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios”. Apocalipsis 4:5.

Así como describe Ap.15:8, también el Sinaí, monte santo donde descendió la ley, por seis días fue cubierto por la nube del Señor, que es la gloria de Dios.

 “Y la gloria de JEHOVÁ reposó sobre el monte Sinaí, y la nube lo cubrió por seis días; y al séptimo día llamó a Moisés de en medio de la nube.” (17) y la apariencia de la gloria de JEHOVÁ era como un fuego abrasador  en la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de Israel. (18) Y entró Moisés en medio de la nube, y subió al monte; y estuvo Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches”. Éxodo 24:16-18.

Pero en el séptimo día, día del descanso de Dios; en este mismo día le es permitido al hombre (aquí Moisés, prefigura de Cristo) entrar en el monte de Dios.

Siendo este mismo Moisés allí en la ley como Cristo, pero este ahora en plenitud de la verdad. Tenemos el representante del pueblo Judío, Moisés, al entrar en el monte de Dios, o sea en el lugar que Dios escoge en la tierra para mostrarse a los hombres, a su pueblo. Y allí entregarles sus leyes.

En el monte de Sinaí Moisés recibió las medidas del templo y la ley, para que todos  dentro de su pueblo viviesen por el cumplimiento de ellas.

Allí en el monte, Dios era en su presencia un fuego consumidor y devorador, que solamente en aquel momento no consumió y no quemó a su escogido, por la santificación dada por Él al profeta.

Moisés hizo un santuario, con las medidas entregadas por Dios en el monte en fuego; para que, allí también viniera el Señor Dios, a recibir los holocaustos de los sacrificios, en adoración y arrepentimiento de los pecados del pueblo, como también las primicias de los frutos de la tierra en diezmos y las primicias de los primogénitos de hombres y animales ofrecidos al Señor de tiempo en tiempo.

El Templo, Santuario, Monte, la casa de Dios; en medio de Israel para siempre.

“Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; y andarán en mis preceptos, y mis estatutos guardarán, y los pondrán por obra.

(25) Habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres, en ella habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre, y mi siervo David será príncipe de ellos para siempre. (26) y haré con ellos pacto de paz, pacto perpetuo será con ellos; y los estableceré y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos para siempre.

(27) Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. (28) Y sabrán las naciones que yo JEHOVÁ santifico a Israel, estando mi santuario en medio de ellos para siempre”.

Ezequiel 37:24-28

“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existe más. (2) Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo de Dios, dispuesta como una esposa ataviada sobre su marido. (3) y oí una voz del cielo que decía:

He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, Él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.

(4) Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron”.

Apocalipsis 21:1-4 

Para que allí, en el santuario, los hombres fuesen aceptados por los sacrificios y ofrendas de arrepentimiento, culto y adoración, por nuestro Señor Dios.

Entonces, como se dijo en el versículo 8 del capítulo 15 de Apocalipsis vemos el humo, la nube de la gloria de su poder que llena el templo, y nadie puede entrar.

Como era en los sacrificios en el templo de Israel, sí se hace hoy en Cristo, y en una mayor plenitud ahora en estos días.

Todos los sacerdotes y también el pueblo tenían que estar limpios ante el Señor, lavados por el arrepentimiento y pedidos de súplicas, para después ofrecer holocaustos y ofrendas; separados en la santificación y lejos de maldades, impiedades, idolatrías y libertinaje. Solo así podían ser aceptados en la presencia de Dios.

Hoy también, para que sea purificado su pueblo, tienen que venir las plagas para probación y castigo de los hombres impíos, solamente así una vez consumadas estas probaciones para los creyentes, y los castigos para los hombres rebeldes e hijos de la perdición, entrarán en el templo, lavados; se dice que entrarán aquellos que acepten en arrepentimiento a Jesús como único salvador, hablando aquí del verdadero templo: el cuerpo santo de Jesucristo.

En conclusión, nadie puede penetrar el monte de Dios, ni su Templo, o querer entrar en su monte de fuego, y así ser parte de la iglesia (en Él), si Dios no lo permite.

Él es un fuego consumidor. Aquí, hasta el paso de estas plagas, está descrito el tiempo de espera para la venida del Señor Jesús, donde antes deben ser cumplidos los designios del Señor Dios.

Todo el mundo será pasado por el fuego de la purificación aquí en la tierra, solo entonces podremos entrar en el monte flameante del Todopoderoso, para estar con Él para siempre. Fuego purificador y deseable para todo aquel que ama la venida del Señor Jesús. Amén.

“Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho JEHOVÁ de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama. (2) Más a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el sol de justicia, y en sus alas traerá salvación, y saldréis y saltaréis como becerros de la manada”.

Malaquías 4:1-2